El comunismo es malo
Hay un interés inquietante entre no pocas personas conservadoras en equiparar el comunismo con el nacionalsocialismo, o incluso ser más condescendientes con este último, ya sea porque son incultas y se dejan llevar por personajes turbios a los que sí les interesa blanquear un poquito el nacionalsocialismo o porque realmente son nazis, que de todo hay en la viña del Señor.
El elemento conservador que ha resonado últimamente ha sido un diputado de VOX como no podía ser de otra forma, catedrático y juez (en excedencia), que parafraseando a un autor francés, ha explicado que el comunismo es odioso, porque es malo y perverso, porque mata gente. Y ya está, sólo le ha faltado espolvorear un poco de azufre alrededor del hemiciclo. En la línea de la dualidad de su tradición monoteísta abrahámica este señor no cree necesario que ni los suyos, ni nadie, precise de más razones, ni ejemplos, ni pruebas, ni más explicaciones de por qué es tan pernicioso el comunismo.
Al enfrentar el comunismo con el nacionalsocialismo el diputado dice: “no son comparables, el comunismo tiene la perversidad propia del mal, y su único propósito basado en el odio cuando llega al poder es hacer el mal. El nazismo era una ideología odiosa, pero una ideología que creía en aquello que postulaba, de una forma totalmente inadmisible. Pero la ideología comunista pretende perseverar en esa aplicación del mal hasta sus últimas consecuencias, lo que lleva consigo dar muerte a sus semejantes, en particular los inocentes, siempre y cuando los juzgue contrarios a sus ideologías, a sus ideas perversas, o simplemente los considere inútiles o molestos”.
El diputado está hablando para la gente de su burbuja, a la que se ve que no respeta intelectualmente. Al resto de oyentes, que alguien diga que un movimiento político es odioso porque busca hacer el mal, porque es perverso, porque da muerte a la gente contraria a su ideología, nos parece pueril y maniqueísta en su forma religiosa más elemental, mientras que lo último, matar gente, es lo que ha hecho cualquier movimiento político o religioso que se ha impuesto en una sociedad. Si amigos, la democracia también, las repúblicas modernas no surgieron con abrazos y florecitas.
Y luego está la frase que se ha tomado como una defensa del nacionalsocialismo: “El nazismo era una ideología odiosa, pero una ideología que creía en aquello que postulaba”. No se entiende en el contexto de la perorata sobre ideologías odiosas. ¿Creer en aquello que postulas te hace menos malo? Porque uno debería ser más productivo en una empresa si cree en ella. Lo normal es que mates mejor, de forma más eficiente, si tienes la convicción de que es bueno y necesario hacer desaparecer a enemigos políticos, a trastornados y a razas inferiores y peligrosas.
Recordemos a esos inocentes equidistantes y alegres equiparadores de ideologías, que salvo el nacionalsocialismo no ha existido ningún movimiento político o religioso que haya promovido desde las propias bases de su doctrina la necesidad de que impere una raza o etnia nacional sobre las demás, y a costa de la desaparición del resto de razas y pueblos (quizá hasta la llegada del sionismo), y es por eso que otras ideologías terroríficas como el cristianismo, el islamismo, el comunismo o incluso el fascismo son aceptables en las democracias, mientras que el nacionalsocialismo no lo es.