Podemos es un ciego sin bastón: ya no queda nadie para advertir de los obstáculos

Una señora mayor, cuyo aspecto la ubica claramente en las clases populares, pregunta a Irene Montero cómo puede ella vivir en un chalet cuando su marido (el de la señora) lleva trabajando desde los 15 años y vive en un piso. Irene Montero, cual pija de la Gran Vía murciana, le dice que heredó dinero de su padre y que su pareja y ella tienen recursos para "comprarme la casa que me dé la gana". Todo ello con una chulería y un tono agresivo que, reitero, encajarían a la perfección en la mentalidad clasista de cualquier niña bien de educación opusina. La reacción de lo poco que queda de Podemos fue tan triste como previsible: reírle la gracia.

En el debate de la televisión pública murciana, la candidata de Podemos (a quien he votado, cosa que no he hecho en el ayuntamiento de Murcia) decide no abandonar el atril, y con ello no deja intervenir a la representante de Más Murcia. El motivo es que entiende que tenía derecho a permanecer en el uso de la palabra hasta el final del debate pese a que la junta electoral (y luego la Junta Electoral Central en fase de recurso) ordenó que sólo debía participar la mitad de él, otorgando la segunda mitad a la candidata de Más Murcia. El resultado es que la candidata del partido más débil, Más Murcia, se queda sin poder intervenir. En la prensa difundieron una foto de ambas (la candidata de Podemos sonriendo al lado del atril y la de Mas Murcia con rostro de decepción, tristeza y resignación) donde cualquiera que no estuviese muy metido en política identificaba a la legua quién era la víctima. La reacción de lo poco que queda de Podemos fue tan triste como previsible: aplaudir la acción.

Ayer Podemos se presentaba en coalición con IU en la generalidad de circunscripciones. No alcanzó el 5% (repito, yendo en coalición con IU que siempre aporta mínimo un 2-3% de los votos) en infinidad de sitios: en Madrid ciudad y comunidad, en Murcia capital y comunidad (aunque en ésta última sí tuvo representación porque con el 3% entrabas), en Valencia capital y comunidad...debacle inmensa que, de no ser por IU, habría sido total.

Pero lo más desolador es que en Podemos ya no queda nadie para advertir de los errores. Entre los fanáticos y los estómagos agradecidos que se mueren por seguir viviendo como Dios sin trabajar (y muchos de los cuales empezarán a pelotear a Yolanda Díaz muy pronto, recordad mi predicción), no queda nadie con la valentía de decir nada distinto de las aburridísimas, monótonas y cansinas peroratas de Iglesias en La Base, denunciando un complot judeo masónico contra el partido para destruir a la verdadera izquierda (que ojo, es obvio que los grandes medios intentan destruir a los partidos con los que sus dueños no comulgan...pero Podemos se lo pone tan fácil...). Lo que queda de Podemos se parece más a una secta cuyos líderes viven en una burbuja donde cuatro lacayos retroalimentan su ego y les aíslan de la realidad, que a un partido.

Sólo hay dos cosas "positivas" del desastre acaecido ayer. Una es que Vox va a estar en todos los gobiernos peperos, y la gente con dos dedos de frente se va a dar cuenta de lo que es la ultraderecha, y supongo que ello provocará una movilización del voto (ojalá Sánchez hubiese demorado hasta diciembre la convocatoria de elecciones generales, hacerlo en julio es suicida). La otra es que Belarra y Montero, tras su hundimiento, tendrán un papel testimonial en Sumar de cara a las generales. Y cuanto menos se las vea, mejor para la izquierda.