Mi padre que era muy de derechas decía que lo que hacia falta en España era un Stalin, sobre todo viendo como a cada llegada de un nuevo director general, hijos pródigos del franquismo la empresa se hundía cada vez mas en la ruina, Ellos engrandecían y adornaban sus curriculums con espectaculares beneficios a costa de la explotación laboral y de no destinar para amortizar ni siquiera la maquinaria, así la empresa tocada de muerte (Que es a lo que se dedicaban estos señoritos, fundir empresas, así que luego tuvo que llegar si o si la reconversion industrial dirigida también por ellos mismos ) fue languideciendo años y años herida de muerte hasta que hace hace 3 o 4 años se disolvió, yo siempre la conocí como una empresa destartalada, con todos los cristales rotos y que durante mucho tiempo fue una de las mas contaminantes de España cuando no la que mas...
"María Fernández es un nombre ficticio, pero su relato es real. Esta mujer de 47 años vive desde antes de la pandemia en la comarca de Ortegal, aunque es originaria de la provincia de Ourense. Después de varios años trabajando en el comercio, con experiencias de todo tipo —«tuve un jefe al que tenía que devolverle parte del salario que me ingresaba en la cuenta, y si aparecían 1.200, lo que yo cobraba era la mitad»—, entró en la hostelería, actividad en la que continúa.
Lleva tiempo en el mismo establecimiento, en una población costera. «Durante el año se lleva bien porque tienes descanso, pero los tres meses del verano son durísimos, no tengo ni un solo día libre, ni yo ni los demás... yo aguanto porque el ambiente es muy bueno y no tengo ninguna queja del trato, pero en cuanto tenga ocasión me iré, estoy cansada», declara.
María recibe sus retribuciones puntualmente, pero considera que por los poco más de 1.200 euros que estipula el convenio laboral del sector «no merece la pena tanto esfuerzo». «Me pagan lo mismo que la gente que viene temporal, aunque no sepa trabajar, pero lo que llevo peor es no tener ni siquiera un día libre a la semana. Con eso me bastaría, ya ves que no pido mucho», repite. Cuando comenta algo con sus jefes le repiten que ellos tampoco paran. «Pero ellos son los empresarios —constata— y tampoco reparten los beneficios»."
#9 Negar a las personas es un delito de odio. Cada vez que miramos hacia otro lado cuando existe un atropello sobre minorias damos alas a los intolerantes, si vio que era una trans porque le llamó caballero y porque se lo siguió llamando después de decirle que no lo hiciera, La señora de atención al cliente acto seguido la mandaron para casa con un ataque de ansiedad, que me imagino también podía ser de bilis...
#7 Estaba en todo su derecho de denunciar, la próxima vez se lo pensaraa dos veces antes de vacilar a alguien.
"Llevamos días viendo cómo nos acosan a los clientes para que utilicemos el servicio de autopago y decidí pedir la hoja de reclamaciones a la encargada. Cuando vino, me llamó 'caballero'. Yo le expliqué que soy una mujer trans y que no me llamara 'caballero', pero ella siguió haciéndolo unas cinco veces como mínimo", ha explicado Alias en los micrófonos de la cadena Ser.
"Se montó una escena y después de rellenar la hoja de reclamaciones nos siguió hasta la puerta pidiéndonos perdón, pero me seguía llamando caballero, con lo cual a mí me parece que la disculpa no fue sincera, sino un intento de que no entregáramos la hoja de reclamación", ha añadido.
"Cuando ya le dije que era una mujer trans, podía haber pensado un poquito antes de abrir la boca otra vez para volverme a llamar caballero. Obviamente, que me llamen caballero me hizo sentir mal", ha subrayado la denunciante."