El enésimo BANDAY moñemita
"Y otro perrito piloto"
Parece que los vea, resentidos y agrios, con una sonrisa sardónica, orgullosos de ¡una vez más! la hazaña. Bueno, es lo que tiene. Intentar usar Moñéame es como un torneo de poker en la que las cartas están marcadas, tienes un espejo detrás de tí, y tienes que competir con un clan de usuarios que pueden ver el espejo y tus cartas: el Borg flanderista, conocido como chupipandi.
Es decir, que jugando con sus reglas, si no eres parte de la chupi, sólo puedes perder. Dejarte abducir por el Borg flanderista tiene ciertas ventajas: puedes leer noticias relajantes, votar cosas con gatitos, y tener tus dos minutos de odio cada día contra el heteropatriarcado machista y opresor liderado por incels pollaheridas y machirulos. Sea lo que sea, pero representados por alguien malo hasta la médula, un traidor al partido como Emmanuel Goldstein o un libertario recalcitrante como el fundador de Orangeterapy.
Pues ha habido otra purga: strikes arbitrarios, cierre de cuentas. Voces calladas. Silencio. Vuelta a los gatitos, a los machirulos heteropatriarcas, a los incels pollaheridas y a debatir si no hay ya micro, sino nanomachismos en el hecho de que una niña pida una muñeca en masterchef junior, o montar en cólera si una juez aplica el principio de "in dubio pro reo" en una sentencia de divorcio. No puedo sino descojonarme de una petulante afirmación en eldiario.es (una de las webs autorizadas por la línea ideológica de los autorreguladores) en la que se dice: "La libertad de expresión de Menéame no se toca"
www.eldiario.es/preguntame/Daniel-Seijo-nuevo-CEO-Meneame_0_480852657.
En la guía de The Lonely Planet ya vimos que para jugar a ese juego (y no perder) tienes que ser parte de la secta bienpensante. Es la única libertad de expresión permitida. Caveat emptor! Y como decía un ilustre disidente del reverso naranja de la libertad de expresión: "¿para qué quiero 20 de karma si van a confundirte con la madre superiora?
Es decir, se puede denunciar la corrupción del sistema, se puede gritar a los cuatro vientos que una empresa privada hace lo que le sale de los cojones con su Web, que usen arbitrariamente sus propias reglas, y se las inventen o pasen de ellas cuando les conviene. Pero que encima haya pitorreo... Demasiados censores hemos tenido ya como para tener que aguantar a una panda de indocumentados bajo pensamiento de grupo.
Menos mal que hay alternativas. Menos mal, como decía cuki, que estamos en casa, y como en casa no se está en ninguna parte. Compañeros del metal, sed libres en esta nuestra casa.
