Yo amañé unas oposiciones, como todo el mundo
Hace muchos años, ayudé a amañar unas oposiciones. De hecho, fui parte fundamental en la filtración de las preguntas. Una semana antes del día de la prueba, tuve el examen en mis manos e hice lo que haría cualquier español de bien: lo fotocopié. Creo que saqué seis o siete copias. Si les cuento ahora esta historia es porque mi delito ha prescrito.
Estamos en 1998, el joven Alberto acaba de terminar la carrera de periodismo, pero le queda una deuda con el Estado. Es la mili. Como el joven Alberto no era aún mala persona, se declaró objetor de conciencia. Entonces pasó un año como objetor de conciencia en los juzgados de Plaza de Castilla. En un cuartel seguramente hubiera visto menos atrocidades.
Fue asignado al departamento de peritos judiciales, un puñado de funcionarios que señala un precio a las cosas que te roban o te rompen. Allí aprendió algo, como que hay un tipo de funcionario que se denomina interino, porque no tiene aún plaza fija y debe volver a opositar. Entre los peritos había varios interinos.
Nuestro objetor tenía como tarea entregar atestados policiales a quien correspondiera, pues había peritos para cada cosa que te pueden robar o romper (ropa, joyas, coches), así que él degustaba la fastuosa prosa policial para saber qué había robado alguien, si un coche o una bufanda de Burberry.
El caso es que Alberto obedecía mucho, objetando. Le mandaban todos los peritos, como a un perro. Era curioso que un objetor de conciencia no parara de trabajar entre funcionarios que no paraban de tomar café. A veces asomaba un juez por la puerta, o un tipo de Comisiones Obreras, o un abogado, más por amistad que por expediente alguno.
Un día, una perito le mandó a hacer fotocopias. Había entrado el tipo de CCOO y le había dado al perito/perita una carpeta llena de folios. “Fotocopia esto, Alberto”. Y Alberto tomó la carpeta llena de folios y se fue a la fotocopiadora, que estaba en los pasillos. Hacer fotocopias es aburrido, no sabe uno en qué entretenerse. Así que al final siempre acabas echando un ojo a lo que fotocopias.
Ahí estaban las preguntas para incorporarse como perito al intachable sistema judicial español. El joven objetor flipó en colorines
“Examen de oposición de peritos judiciales”, ponía (me lo invento, claro; seguro que era un enunciado con más prosopopeya). Pero ahí estaban las preguntas para incorporarse como perito al intachable sistema judicial español. El joven objetor flipó en colorines. Siempre es alucinante delinquir sin querer.
Lo que más le impresionó fue que el filtrador del examen fuera uno de Comisiones Obreras. Parecía un tipo bastante majo. El objetor no podía entender qué tenía que ver el sindicalismo con amañar oposiciones. Una frase de la misma perito/perita que le mandó fotocopiar el examen le viene a veces a la cabeza: “Aquí (juzgados de plaza de Castilla) todo el mundo es el hijo o la mujer de alguien”.
RTVE y Correos
Casi treinta años después, cerca de cinco mil ciudadanos que no son ni el hijo ni la mujer de nadie que trabaje en RTVE han venido a Madrid a hacer un examen de oposición. El puesto al que aspiran se llama “Informador”. Por desgracia para cuarenta o cincuenta o cien de ellos, alguien ha revelado que la oposición estaba amañada. Por desgracia para los otros cuatro mil y pico, da igual lo que hagan porque nunca van a conseguir pasar la oposición, salvo que sean brillantísimos.
Leo este tuit del compañero de El independiente Rubén Arranz: “Cualquiera que conozca un poco RTVE sabrá que el hecho de que los tribunales de oposiciones estén compuestos por gente relacionada con algún sindicato (que todos saben) implica que el proceso no va a ser limpio”. Madre mía, los sindicatos, todo langosta y filtraciones.
RTVE pierde dinero, nos debe dinero y se le condonan cantidades escalofriantes de dinero (7.500 millones de euros en 2006). A lo mejor es porque ahí estamos dando de comer a familias enteras, más amantes y amigos turulecos. Correos, por su parte, perdió el año pasado 125 millones de euros, cosa natural en una empresa que se dedica al sector de la paquetería, prácticamente muerto en nuestro tiempo. ¿O ustedes ven muchos paquetes enviados de aquí para allá?
El principal problema es la administración pública. No es un escándalo, son miles
De Correos hemos sabido hace poco esto: “El absentismo se duplica en Correos y deja miles de notificaciones en el limbo” (ABC).
Queridos amigos, el principal problema de España es la administración pública. No es un escándalo, son miles. Bajas falsas, oposiciones falsas, teletrabajo falso. Gracias a este último, la jornada laboral del funcionario es ya de tres días. Enchufes, uso de material público para tareas propias, contrataciones a dedo, pésimo servicio, falta de respeto al ciudadano, extravíos, lentitud, inutilidad…, amén del eventual latrocinio en las adjudicaciones y las licitaciones. ¿Qué esperas de gente a la que nadie le ha puesto nunca una multa y que acumula privilegios sin cesar? ¿Saben de algún funcionario que haya sido despedido?