"Francesco Arcuri no ha mantenido una conducta habitual o reiterada violenta y vejatoria ni ha pretendido prevalecer o humillar a los hijos, sino que, al contrario, como se ha observado anteriormente, ha tratado con sus fuerzas y con sus medios de cuidar, asistir y educar a Gabriel y Daniel (…). Juana Rivas, al contrario, se ha revelado del todo inadecuada para cuidarle. Los hechos ocurridos, de hecho, muestran claramente que Rivas está perseverando activamente en la instrumentalización de los hijos dentro del conflicto con Arcuri, demostrando así no solo no querer encontrar ningún punto de encuentro que haga posible una mínima compartición de la parentalidad, sino, sobre todo, no tener ninguna consideración y respeto por las necesidades, los sentimientos y los deseos de Daniel".