El problema de la representación (I): Origen de los sistemas representativos
Tomar decisiones es complicado. Hay que evaluar un montón de variables, sopesarlas, ver todas las posibles repercusiones y, habitualmente, solo nos queda elegir entre la opción menos mala.
Si a esto añadimos tener que tomar las decisiones en grupo la cosa se complica, porque las opiniones empiezan a distanciarse y la opción más razonable para una persona no siempre coincide con la más razonable para otra. Cuando hay que decidir a dónde ir con los amigos, o qué hacer en la Comunidad de vecinos lo que se suele hacer es reunirse y hacer lo que quiera la mayoría.
¿Pero qué hacemos cuando las decisiones hay que tomarlas a nivel de un país, con numerosas ciudades y núcleos urbanos a cientos de kilómetros? Obviamente no es posible reunirse todos para votar, así que ¿Cómo lo hacemos?
Además, deberíamos decidir cómo elegir “la mayoría” ¿Es solo la opción que consigue más de la mitad de los votos o nos quedamos simplemente con la más votada, aunque solo sea del 20%?
Históricamente había una solución muy sencilla: mandaba una persona y el resto obedecía. A esa persona se le llamaba “Rey” o “Emperador”. Pero esto creaba cierto malestar entre el resto de la gente (llamados “súbditos”, del latín “sometidos”). Esta persona obviamente se creaba muchos enemigos que querían arrebatarle ese poder, así que los reyes buscaban aliados poderosos en el país a los que consultaban para tomar las decisiones como los nobles, los magistrados o la iglesia. Pero estos eran en realidad eran pequeños reyes o caciques, y se representaban a sí mismos y a sus familias. No había ninguna conexión entre el pueblo y las decisiones que se tomaban. Lo más parecido a una conexión entre un foro de decisión ligado a los representantes del pueblo llano aparece por primera vez en 1188 cuando Alfonso IX de León crea el primer “Parlamento”, donde reúne a representantes de cada una de las ciudades del Reino de León.
Este sistema de representación de núcleos urbanos surge de forma casi natural, como formas de gestionar un sistema en el que participen todos los ciudadanos reunidos en distintos gupos . Pero en seguida se hace evidente un problema: no puede tener el mismo peso el representante de una gran ciudad, que el de una ciudad más pequeña. Ante este dilema hay una solución obvia: darles más peso a las ciudades grandes en forma de más representantes y a forma de elegir estos representantes solía ser la elección múltiple (por ejemplo, la forma más fácil era el voto directo y los representantes eran los que sacaban más votos).
En las ciudades o áreas pequeñas con un solo representante todo estaba claro, pero en las áreas grandes con muchos representantes esto creaba un nuevo problema: Si alguien de esa área tenía un problema ¿a cuál de esos representantes le correspondía acudir? O, visto de otra manera ¿a quién representaba exactamente cada uno de los candidatos elegidos?
Esto acabo derivando en lo que aun hoy en día muchas personas entienden que es (junto a otra serie de requisitos) la única forma posible de democracia: Los diputados de distrito. Esto es: dividir todo el país en zonas con la misma cantidad de personas (distritos), y en cada una de esas zonas se elige a una y solo una persona que representa unívocamente a todas las personas de esa zona. Así todas las personas de ese distrito saben a quién tienen que acudir para trasladar sus opiniones y necesidades a un Parlamento nacional y además, esas personas elegidas, saben que su puesto depende exclusivamente de ese grupo de personas.
A este sistema de elección es al que se llama “sistema mayoritario”, porque cada representante es elegido necesariamente por una mayoría de personas de cada distrito.
Este va a ser el primero de cuatro artículos divulgativos (y desenfadados, sin entrar en demasiados tecnicismos) sobre el problema de la representación y los distintos sistemas de democracia.Con este primer artículo espero que te quedes simplemente con la complejidad de tomar decisiones entre muchas personas y cómo se llega de forma natural a el sistema de elección “mayoritario”
Los siguientes artículos serán:
- Problemas del sistema mayoritario
- Origen y problemas del sistema proporcional
- ¿Cuál es la mejor solución?