Unas cuantas verdades sobre armas de destrucción masiva y terrorismo yihadista
A los gobiernos de países con armas de destrucción masiva no se les amenaza con invasiones para derrocarlos, sino que se les garantiza el respeto a su soberanía (aunque sea una soberanía usurpada al pueblo cuando son dictaduras) y a la integridad territorial de su país independientemente de lo grave que sea el conflicto que les enfrenta a Occidente.
Los gobiernos de países con armas de destrucción masiva no ruegan a Occidente que inspeccione cada centímetro de su territorio: le amenazan con el apocalipsis si osa penetrar en sus fronteras. Y Occidente, obviamente, se pliega ante la amenaza.
El terrorismo occidental (de inspiración nacionalista, maoista, leninista...) no hace atentados cuyo principal objetivo sea asesinar civiles. Asesina políticos, militares, policías...y puede tener más o menos cuidado a la hora de minimizar el peligro de víctimas civiles en sus atentados, pero masacrar a esos civiles nunca será su objetivo, pues su enemigo son estructuras políticas, militares y financieras a las que consideran opresoras de la clase trabajadora, de su nación presa de un Estado colonialista, etc.
El terrorismo yihadista, en el marco de su cosmovisión medieval, tiene entre sus principales objetivos el asesinato de infieles, que serán todos aquellos que no formen parte de la secta wahabí donde se integran sus líderes. Al terrorismo yihadista le encanta esa frase de "consagrad esa ciudad al exterminio, matad a todas sus mujeres, niños y animales..." que podemos leer en el Antiguo Testamento como dicha por Yahvé a los judíos, pues se han quedado anclados ahí. Los enemigos de Dios, sean ancianos, mujeres, niños, carpinteros, médicos...deben ser borrados de la faz de la tierra porque están del lado de Satán al no someterse a las enseñanzas divinas, por lo que los ataques masivos para asesinarlos están plenamente justificados, y si en el marco de esos ataques mueren verdaderos musulmanes que viajaban en el autobús o vagón de metro donde se puso la bomba, no hay problema porque Dios los acogerá en su seno.
Al Qaeda (y luego el Daesh) se nutre en Occidente de jóvenes musulmanes marginados, pobres, ubicados en la delincuencia común y de nivel cultural exiguo, a quienes promete que dejarán de ser desechos sociales y se convertirán en soldados divinos que harán Historia y gozarán de las mieles del paraíso. Ignorancia y sufrimiento son las dos principales armas de captación del fundamentalismo islámico. Una mente sin formación incapaz de refutar sus falacias, un corazón lleno de odio y desesperanza y un alma anhelante de respeto y reconocimiento. Exactamente el denominador común de todos los protagonistas del 11M, los posteriores atentados en los autobuses de Londres, el Bataclán de París, los atentados de Barcelona...
Si yo sé estas obviedades, es evidente que los servicios de inteligencia españoles las conocían cuando Aznar nos metió en la guerra criminal de Irak (con el único fin de abrirse las puertas de las poderosísimas oligarquías neocon norteamericanas y volverse millonario gracias a ellas) y cuando se cometieron los atentados del 11M. Pero en ambos casos nos mintieron porque, para Aznar y su círculo, no somos más que ganado obtuso y manipulable con el que hay que interactuar como desagradable pero (desde que murió el Caudillo) irrenunciable preludio a la obtención del poder. Igual que los iraquíes eran carne de cañón cuya muerte por centenares de miles era un precio asumible a cambio de que Aznar pudiese vivir en la más absoluta opulencia.
Y el simio venenoso de Ortega Smith todavía decía ayer que querían saber la verdad sobre la autoría de los atentados del 11M...