El mercado de la fruta del reino de Gebröcthenmich
Érase una vez un pequeño reino, con su rey en el trono, con su corte, y con su pueblo, con sus buenas costumbres y con unas normas dictadas por una sociedad bienpensante, devota, y temerosa de Dios. Gebröcthenmich tenía una economía bastante peculiar, dado que vivía fundamentalmente del comercio de la fruta, y en especial, de su mercado. En el mercado de la ciudad de Gebröcthenmich, que daba nombre al reino, donde se podía encontrar de todo y en cualquier época del año: desde guayabas, hasta mangos, pasando por fresas y naranjas. Incluso las frutas más exóticas podían encontrarse en el…