Vergüenza ajena. Su actitud fue desconsiderada tanto para su opositor como con los millones de personas que le votaron
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Guardar las formas es fundamental para triunfar y cuando menos convivir en sociedad. Parece lógico que esto sea imprescindible en la política, que se supone que siempre intenta proporcionar lo que sus representantes consideran mejor para los ciudadanos y el país. Lo triste es que con mucha frecuencia no es así, antes al contrario: la política se ha convertido en la actividad en que no se disimula el mal humor, se exhibe la intolerancia, y menos se acepta que todas las personas tenemos derecho a opinar diferente y a expresarnos con libertad.