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El Golpe de Estado de Casado (III): Los verdaderos motivos

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Tras el paréntesis por las Navidades y el exceso de trabajo, retomo la serie sobre el Golpe de Estado de Casado. Después de comentar, en la entrada anterior, las excusas que dieron para su pronunciamiento, veamos ahora las verdaderas razones que estaban detrás.

Hemos visto que no era cierto que Casado y sus apoyos pretendieran prevenir un Golpe de Estado comunista por la fuerza, porque no hay ninguna prueba de que éste se fuese a producir; y, aunque se puede argumentar que era un rumor que estaba en la calle, y pudo engañar a los conspiradores, lo cierto es que los contactos de Casado con la Quinta Columna databan ya de 1938, mucho antes de los hechos que tratamos.

También sabemos que es falso que Negrín, con sus últimos nombramientos, procurase una especie de “Golpe de Estado legal” a favor de los comunistas. Algunos de estos ascensos, simplemente, nunca ocurrieron ni estuvieron planeados; y los que se llevaron a cabo tenían una intención de equilibrar influencias, dentro de un lógico intento de fortalecer las instituciones republicanas con gente fiel al Gobierno.

Veamos las verdaderas razones de estos sucesos:

1.- El PCE era una organización que, de ser minoritaria al inicio de la guerra, había pasado a ser la más influyente en el campo republicano.1 Este crecimiento, por supuesto, le granjeó la tremenda animadversión de las otras fuerzas antifascistas: POUM,2 anarquistas, socialistas... No en vano, entre las acusaciones de los partidarios del Golpe de Casado contra los negrinistas y comunistas, una de las más repetidas es “hacer proselitismo”; como si eso, de por sí, fuese pernicioso.

Y hay que reconocer que el PCE tuvo gran parte de culpa en la enemistad que le tenían los anarquistas y el POUM; la hostilidad entre sus mandos (no tanto entre las bases) siempre había sido una circunstancia a considerar pero, tras los sucesos de Mayo 1937 [imagen], el resto de los grupos antifascistas (incluyendo los socialistas fieles a Prieto, Besteiro y Largo Caballero, celosos de la preeminencia comunista) se la tenían jurada al PCE y, por fiarse de ellos, a Negrín.3

Por si fuese poco, dado que muchas de las nuevas afiliaciones provenían de las filas de estos mismos grupos (en parte por la convicción de que sólo los comunistas podían ganar la guerra) la dureza de los neófitos del PCE contra sus antiguos compañeros de partido había sido mayor durante los enfrentamientos y, llegado el momento de la sublevación de Casado, el odio y la posterior represión contra los comunistas que habían abandonado las filas socialistas, del POUM, o anarquistas, también fue peor.

2.- Otro de los motivos para la conspiración contra Negrín fue el recelo que sentían los militares profesionales (y la cabeza del Golpe, Segismundo Casado, fue buen ejemplo de ello) contra los comunistas y los militares que congeniaban con ellos.4 Como hemos comentado, parece lógico que Negrín se apoyara en militares leales a la idea de resistencia a ultranza (aunque también hemos explicado que, buscando un equilibrio con otras influencias, se buscó la ruina); pero, claro, esto fomentó la desconfianza entre los militares de carrera, que se sentían discriminados en los ascensos y en los nombramientos. Casado, el que llegó a ser líder de la conspiración, llevaba años recelando de los comunistas y al menos desde 1938 habían iniciado contactos con la Quinta Columna, como queda dicho.

Los militares profesionales creían (o querían creer) en la versión del Gobierno de Burgos, que justificaban su sublevación de 1936 por el riesgo de un golpe de Estado comunista; por lo tanto, confiaban en que su propia reacción contra el Gobierno de Negrín sería bien vista por los franquistas. Esperaban que se facilitaría una especie de “pacto entre caballeros militares” a imagen del “abrazo de Vergara” de la Primera Guerra Carlista, que daría paso a un final de guerra sin represalias (más allá de los juicios a personas responsables de crímenes de guerra) e, incluso, permitiría a los militares profesionales conservar su empleo y grado en el Ejército.5 Evidentemente, los “casadistas” no habían evaluado ni medio bien el carácter de sus enemigos.

3.- Por supuesto, también hay que contar con el agotamiento que sentían los combatientes y civiles del bando republicano; mucho más que los del bando sublevado, porque estos veían la victoria cercana. Negrín luchaba por prolongar el combate sólo hasta lograr evacuar a los republicanos más comprometidos, pero no podía pregonarlo. Esto aumentó el apoyo a los partidarios de Segismundo Casado y sirvió para revestir a los que dieron el golpe (sobre todo anarquistas, POUM y partidarios de Largo Caballero, Besteiro o Prieto) de una cierta aureola de haber hecho las cosas por el “bien de los republicanos”. Durante muchos años, tanto durante el franquismo como actualmente, entre las derechas y parte de las izquierdas, se ha condenado la actuación de Negrín y, en cambio, se ha presentado a los golpistas de Marzo del 1939 como “razonables” y su actuación “la única posible”.6

Comentadas ya las justificaciones y excusas y los motivos que estuvieron tras el Golpe de Casado, pasaremos en la siguiente entrega a explicar, muy brevemente, cómo se desarrollaron los hechos.

comentarios (2)
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Rob_Ben_Gebler
1.- Según Ángel Viñas y Fernando Hernández (“El Desplome de la República”), había pasado de 22000 en Febrero de 1936 a 350000 en Diciembre de 1937. En 1939, sin duda sus cifras eran muy superiores. El propio partido reconocía que un 30 % de sus miembros eran “meramente nominales”; es decir, que tenían el carnet pero no participaban en reuniones ni actos de partido.

2.- Partido Obrero de Unificación Marxista. Fundado en Barcelona en 1935 por Andreu Nin

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macarty
Ole, a leer :-)
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