La iglesia está obsoleta y solo quedarán los fanáticos incondicionales, tal como ocurre en la política; no hay nada más que ver como los fieles seguidores de Trump le siguen ciegos hacia donde él los dirige.
Somos un rebaño que interesa poder dirigir mansamente, por eso se ofrece una escasa y pobre educación a nuestros jóvenes, y por supuesto se provocan crisis económicas que nos empobrecen al máximo, no hay nadie más manejable que alguien con la barriga vacía o que ve como no es capaz de dar una vida digna a sus hijos. Llegados a este punto se olvidan los valores y la ética.
#6 Hoy lo hablaba con una buena amiga, que fue mi profesora de filosofía. Le decía que el fin de la iglesia estaba relacionado con el salto generacional. Si no conseguían gente por la base, están fritos en dos generaciones. Son conscientes de ello, solo hay que leer a Ratzinger.
Históricamente, el poder de la iglesia se ha cimentado en el cinismo de absolver (e influir) a los poderosos en sus infinitas inmoralidades. Pero a dia de hoy no son personas sino corporaciones,y las corporaciones se comportan como psicópatas, y por tanto son amorales (no hay una brújula moral que dirigir). No tienen la solución a ese problema. El ludismo de la sociedad de consumo (el desinterés por los demás, la ausencia de empatía, el porque yo lo valgo) y lo vacuo del oropel han hecho el resto.
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Somos un rebaño que interesa poder dirigir mansamente, por eso se ofrece una escasa y pobre educación a nuestros jóvenes, y por supuesto se provocan crisis económicas que nos empobrecen al máximo, no hay nadie más manejable que alguien con la barriga vacía o que ve como no es capaz de dar una vida digna a sus hijos. Llegados a este punto se olvidan los valores y la ética.
Históricamente, el poder de la iglesia se ha cimentado en el cinismo de absolver (e influir) a los poderosos en sus infinitas inmoralidades. Pero a dia de hoy no son personas sino corporaciones,y las corporaciones se comportan como psicópatas, y por tanto son amorales (no hay una brújula moral que dirigir). No tienen la solución a ese problema. El ludismo de la sociedad de consumo (el desinterés por los demás, la ausencia de empatía, el porque yo lo valgo) y lo vacuo del oropel han hecho el resto.