#1 "Por qué deberías cenar antes de que se ponga el sol, usar luces LED rojas antes de dormir y tomar baños de agua fría
No comemos a las horas que deberíamos. No le damos al sueño la importancia que se merece. Y debilitamos nuestro sistema inmune con tanta 'presunta' comodidad."
Iluminamos las noches con todo tipo de luces azules que le envían a nuestro cerebro el mensaje de que tiene que permanecer activo, 'cortándole el rollo' en su misión de producir melatonina. Y luego nos quejamos de que nos cuesta conciliar el sueño. En invierno, ponemos la calefacción a tope y en verano, tiramos del aire acondicionado como si no hubiera un mañana. Y luego nos quejamos de que cada vez aguantamos peor el frío y el calor. Cenamos tarde y, muchas veces, lo primero que pillamos al llegar de trabajar y que suele ser un festival de hidratos de carbono. Y luego nos quejamos de que tenemos digestiones pesadas, de que estamos engordando.
O sea, que vivimos haciendo lo contrario para lo que estamos diseñados y lo más curioso es que nos sorprende que durmamos mal y que nuestro sistema inmune no aguante el envite de una bajada de temperaturas. Y le echamos la culpa a la edad de nuestro aumento de peso.
En este escenario caótico, ha emergido con fuerza la Psiconeuroinmunoendocrinología (PNI) como una de nuestras grandes esperanzas para poner un poco de orden en nuestras vidas. "La Psiconeuroinmunología es un campo interdisciplinario de la ciencia que estudia las interacciones que se producen entre el sistema nervioso, el sistema inmunológico y los procesos psicológicos para comprender cómo influyen en la salud y la enfermedad", explica Francisco Gómez Moreno, fisioterapeuta, osteópata, dietista-nutricionista, magíster en Psiconeuroinmunología y responsable de la experiencia 'Despertar Vital' en Palasiet Thalasso Clinic-Hotel (Benicasim).
Para ello, prosigue, "examina cómo el estrés, las emociones, los pensamientos y el comportamiento pueden afectar la función del sistema inmunológico y, a su vez, cómo la salud física puede influir en el estado emocional y mental".
Avalada por una literatura científica cada vez más amplia, la PNI se aplica con éxito en campos como la nutrición, la medicina integrativa y el manejo del estrés. "Creo que, definitivamente, la medicina tradicional está evolucionando hacia un enfoque más integral en el que se reconoce la importancia de abordar la salud de una manera global, considerando no solo los aspectos físicos, sino también los emocionales, los mentales y los sociales. Esta apertura ofrece, tanto a los profesionales médicos como a los pacientes, una gama de opciones más amplia para promover el bienestar general y mejorar la salud".
¿De qué manera concreta nos puede ayudar la psiconeuroinmunoendocrinología a mejorar nuestra calidad de vida o, incluso, a sanar? "A la PNIE llegan profesionales sanitarios de diferentes ramas: médicos, fisioterapeutas, psicólogos, nutricionistas...Y cada uno de ellos observa al paciente desde una perspectiva global. Lo principal en PNIE es encontrar el origen del 'problema' (conocer la película completa de los síntomas del paciente) para abordarlo de una manera completa y multidisciplinar. En Palasiet, por ejemplo, tenemos la figura del médico integrativo, psicóloga, nutricionistas y fisioterapeutas, todos conocedores de la forma de trabajo de la PNIE, y que ayudan en los tratamientos que se le pueden realizar al paciente".
¿En qué casos nos puede ayudar: ansiedad, problemas del sueño, etc? "El campo de actuación de la PNIE basado en nutrición y cambios de hábitos a través de la cronobiología, que es el principal enfoque que le damos en Palasiet, puede ayudarnos a tratar: la obesidad a largo plazo; el síndrome del intestino irritable y intestino permeable; SIBO; la inflamación crónica y la de bajo grado; el síndrome metabólico; las intolerancias alimenticias".
También se ha demostrado "su utilidad en el ámbito de la salud hormonal femenina (menopausia, peri-menopausia, síndrome pre-menstrual, ovario poliquístico) y en la mejora de la neuroinflamación, la diabetes tipo 2, dislipidemias, la tensión arterial, la salud reproductiva, recuperación de lesiones musculares, etc".
¿Qué es y qué papel tiene la cronobiología en todo esto? Gómez Moreno lo aclara: "La cronobiología es una rama de la biología que estudia los ritmos biológicos en los organismos vivos, incluidos los seres humanos. Estos ritmos se refieren a los cambios cíclicos que ocurren en nuestro cuerpo a lo largo del día, el mes o el año y están influenciados por factores como la luz, la temperatura y otros estímulos externos e internos".
Para comprender la creciente importancia que está dando a este campo, este especialista nos recuerda que "el Premio Nobel de Medicina y Fisiología de 2017 fue otorgado a Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young por el descubrimiento de los genes y las proteínas que constituyen el reloj biológico interno de los seres vivos, permitiendo una comprensión más profunda de cómo se regula el tiempo biológico. Este avance ha tenido un impacto significativo en nuestra comprensión de la cronobiología y cómo los ritmos circadianos afectan la salud y el bienestar humanos".
DESCANSO Y ALIMENTACIÓN
La falta de respeto a los ritmos biológicos humanos puede acarrear una serie de consecuencias negativas para la salud. "Estos efectos pueden manifestarse a través de trastornos del sueño; problemas metabólicos -como la obesidad y la diabetes tipo 2-; desórdenes emocionales -como la depresión y la ansiedad-; disfunciones cognitivas que afectan la memoria y la atención y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión arterial y la enfermedad coronaria".
¿Qué (malas) costumbres hacen que se desajuste nuestro reloj biológico? "Pues la principal sería el sueño de mala calidad y alargar los días con las luces artificiales. Una de las cosas que comento en nuestras sesiones de 'Despertar Vital' es que el uso de pantallas y las luces led, entre otras cosas, hace que estemos expuestos a niveles luz azul durante mucho tiempo, lo que provoca que nuestro cerebro no pueda sintetizar correctamente la melatonina".
A consecuencia de esta sobreexposición lumínica, "no logramos ni dormir bien, ni todo el tiempo que necesitamos para poder descansar correctamente. Esta es la causa principal del desajuste de nuestro reloj interno".
Para subsanar este desaguisado, "deberíamos abordar el sueño como un ritual, acostarnos siempre a la misma hora y, previamente, entrar paulatinamente en calma para poder conciliarlo correctamente".
Es esencial "tomar consciencia de la importancia que tienen las luces a las que nos exponemos desde el atardecer hasta la hora que nos vamos a dormir". Tendríamos que conseguir "reducir las luces azules desde el atardecer. ¿Cómo? Pues, por ejemplo, utilizando las diferentes funciones de los teléfonos y ordenadores que atenúan la luz azul de la pantalla, pasándola a más amarillenta o, mejor, aun poniéndolas con filtros rojos".
Para casa, recomienda "la utilización de gafas de filtro de luz azul con cristal rojo, así no tenemos que cambiar toda la iluminación. Pero, si la cambiáramos, optaría por LED en las que podamos regular el tipo de luz que generan, poniéndolas azul para el día, amarillentas por las tardes-noches y rojas por las noches".
¿Acaso el exceso de comodidad nos está haciendo enfermar? "Pues sí, y aquí podríamos verlo desde el punto de vista de la nutrición, del ambiente y de los hábitos, entre otros."
A nivel ambiental, subraya, "una de las cosas que nos pasa ahora es que nos hemos acostumbrado a vivir entre 21 y 25 grados centígrados, tanto en invierno, por la calefacción, como en verano, por el aire acondicionado. Esto nos está haciendo perder la capacidad de adaptación al medio y a los cambios de temperatura, un hecho que debilita nuestro sistema inmune. Por eso, en 'Despertar Vital", nos bañamos en el agua fría del mar".
Nutricionalmente, advierte, "el hecho de tener un acceso continuo y en abundancia a comida está dando como resultado que mucha gente padezca de enfermedades no transmisibles como diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares, entre otras".
En este punto, hace hincapié en la importancia de la crononutrición. "Desde 2017, la ciencia ha mostrado cada vez más interés por saber cuándo tenemos que comer para que nuestro organismo sea capaz de poder digerir los alimentos de la manera más beneficiosa para nuestra salud. Porque deberíamos tener muy claro que cuándo comemos es igual de importante que lo que comemos y cómo lo comemos. De hecho, si tuviera que dar un consejo sobre cuándo tenemos que comer, sería por el día con luz natural".
Este especialista revela que "cenar muy tarde promueve la resistencia a la insulina y favorece la obesidad. Los niveles de glucosa permanecen más altos durante más tiempo, nuestro hígado y páncreas no realizan las mismas funciones, el vaciado gástrico es más lento y nuestro sistema inmune se dedica menos tiempo a repararnos durante el sueño".
En conclusión que, con toda esta información en mente, no hace falta ser un hacha para darse cuenta de que, tal y como decíamos en el arranque de este texto, vivimos haciendo lo contrario de lo que deberíamos según nuestro 'diseño'. Y, luego, nos sorprendemos de que no estemos bien. Es para hacérnoslo mirar...
Te sugiero el navegador "Brave" es el único que me deja leerlo casi todo
#3 De nada pero prueba el navegador Brave, yo tengo varios instalados y cuando en los otros me pone pegas en ese no, no digo que sea al 100% pero te aseguro que al 95 sí.
#2 Me hace gracia que en este tipo de análisis sobre lo mal que vivimos nunca se mencionan cosas como: la contaminación del aire, la contaminación acústica, el estrés laboral, la industria alimentaria y el inflado de precios de productos frescos, etc. etc. etc. Todas estas cosas nunca salen a la luz, ni del sol, ni la azul, ni la roja.
La gente duerme y come mal porque no tiene tiempo para hacerlo bien, porque vive en circunstancias precarias y lejos de su trabajo, y hay poca gente de la clase obrera que ponga la calefacción a más de 21 grados en invierno y el aire acondicionado a todo trapo en verano, porque no se lo puede permitir.
Tampoco se habla de lo que supone para nuestra salud mental pero también física tener poco espacio para vivir. Hablamos del espacio que necesitan para vivir nuestras mascotas para ser felices, mientras que gente con trabajos de jornada completa solo se puede permitir zulos o habitaciones compartidas en pisos minúsculos. Hay gente que vive en habitaciones de 5m2 en pisos compartidos, después de meterse 10 horas diarias de trabajo.
"La ciencia ha mostrado mucho interés por saber cuando tenemos que comer para que bla bla bla". ¿Ha mostrado la ciencia algún interés por limitar el uso de azúcar (dextrosa, dextrina, malta, etc.) y grasas en los productos elaborados? ¿Ha tratado la ciencia de mostrar que se debería de prohibir el azúcar como conservante? ¿Ha mostrado la ciencia el efecto que el estrés laboral tiene en nosotros: matemáticos que calculen cuantos burnouts hay por 1000 habitantes ahora y hace 20 años, cuanta gente con depresión y ansiedad ahora y hace 20 años, o cuanta gente solitaria, porque tiene poco tiempo libre y cuando lo tiene lo utiliza para descansar?
Me hace gracia que siempre seamos nosotros los que tenemos la culpa de decisiones que son tomadas por empresas, que hacen lo que les dé la gana: envenenan nuestra comida, nuestro tiempo, nuestro aire, nuestros espacios, nuestra vida. Y si nos acostamos antes, apagamos las luces y comemos más fruta y verdura, y sobre todo antes de la puesta de sol, todo se soluciona mágicamente.
Sé que tienes buenas intenciones pero este artículo es una tomadura de pelo.
#6 Demasiadas palabras para decirme algo que ya se, yo envío las noticias que me parecen (últimamente poco de "las guerras porque estoy harta) que la apliques o no es tu problema, yo duermo toda la noche con una lámpara de sal encendida, sin más. Por cierto a las 10 de la noche todos los días del mundo ceno un plátano y un vaso de leche.
#9 Lo sabes, pero aún así cuelgas un artículo muy sesgado, es que lo que sabes no te sirve aparentemente de mucho. Si además después dices estupideces, porque tienes alergia a la crítica, pues que quieres que te diga, el que se pica ajos come.
Pero no te preocupes, los ajos son buenos para la salud, a menos que tengas una alergia a eso también.
No comemos a las horas que deberíamos. No le damos al sueño la importancia que se merece. Y debilitamos nuestro sistema inmune con tanta 'presunta' comodidad."
Iluminamos las noches con todo tipo de luces azules que le envían a nuestro cerebro el mensaje de que tiene que permanecer activo, 'cortándole el rollo' en su misión de producir melatonina. Y luego nos quejamos de que nos cuesta conciliar el sueño. En invierno, ponemos la calefacción a tope y en verano, tiramos del aire acondicionado como si no hubiera un mañana. Y luego nos quejamos de que cada vez aguantamos peor el frío y el calor. Cenamos tarde y, muchas veces, lo primero que pillamos al llegar de trabajar y que suele ser un festival de hidratos de carbono. Y luego nos quejamos de que tenemos digestiones pesadas, de que estamos engordando.
O sea, que vivimos haciendo lo contrario para lo que estamos diseñados y lo más curioso es que nos sorprende que durmamos mal y que nuestro sistema inmune no aguante el envite de una bajada de temperaturas. Y le echamos la culpa a la edad de nuestro aumento de peso.
En este escenario caótico, ha emergido con fuerza la Psiconeuroinmunoendocrinología (PNI) como una de nuestras grandes esperanzas para poner un poco de orden en nuestras vidas. "La Psiconeuroinmunología es un campo interdisciplinario de la ciencia que estudia las interacciones que se producen entre el sistema nervioso, el sistema inmunológico y los procesos psicológicos para comprender cómo influyen en la salud y la enfermedad", explica Francisco Gómez Moreno, fisioterapeuta, osteópata, dietista-nutricionista, magíster en Psiconeuroinmunología y responsable de la experiencia 'Despertar Vital' en Palasiet Thalasso Clinic-Hotel (Benicasim).
Para ello, prosigue, "examina cómo el estrés, las emociones, los pensamientos y el comportamiento pueden afectar la función del sistema inmunológico y, a su vez, cómo la salud física puede influir en el estado emocional y mental".
Avalada por una literatura científica cada vez más amplia, la PNI se aplica con éxito en campos como la nutrición, la medicina integrativa y el manejo del estrés. "Creo que, definitivamente, la medicina tradicional está evolucionando hacia un enfoque más integral en el que se reconoce la importancia de abordar la salud de una manera global, considerando no solo los aspectos físicos, sino también los emocionales, los mentales y los sociales. Esta apertura ofrece, tanto a los profesionales médicos como a los pacientes, una gama de opciones más amplia para promover el bienestar general y mejorar la salud".
¿De qué manera concreta nos puede ayudar la psiconeuroinmunoendocrinología a mejorar nuestra calidad de vida o, incluso, a sanar? "A la PNIE llegan profesionales sanitarios de diferentes ramas: médicos, fisioterapeutas, psicólogos, nutricionistas...Y cada uno de ellos observa al paciente desde una perspectiva global. Lo principal en PNIE es encontrar el origen del 'problema' (conocer la película completa de los síntomas del paciente) para abordarlo de una manera completa y multidisciplinar. En Palasiet, por ejemplo, tenemos la figura del médico integrativo, psicóloga, nutricionistas y fisioterapeutas, todos conocedores de la forma de trabajo de la PNIE, y que ayudan en los tratamientos que se le pueden realizar al paciente".
¿En qué casos nos puede ayudar: ansiedad, problemas del sueño, etc? "El campo de actuación de la PNIE basado en nutrición y cambios de hábitos a través de la cronobiología, que es el principal enfoque que le damos en Palasiet, puede ayudarnos a tratar: la obesidad a largo plazo; el síndrome del intestino irritable y intestino permeable; SIBO; la inflamación crónica y la de bajo grado; el síndrome metabólico; las intolerancias alimenticias".
También se ha demostrado "su utilidad en el ámbito de la salud hormonal femenina (menopausia, peri-menopausia, síndrome pre-menstrual, ovario poliquístico) y en la mejora de la neuroinflamación, la diabetes tipo 2, dislipidemias, la tensión arterial, la salud reproductiva, recuperación de lesiones musculares, etc".
¿Qué es y qué papel tiene la cronobiología en todo esto? Gómez Moreno lo aclara: "La cronobiología es una rama de la biología que estudia los ritmos biológicos en los organismos vivos, incluidos los seres humanos. Estos ritmos se refieren a los cambios cíclicos que ocurren en nuestro cuerpo a lo largo del día, el mes o el año y están influenciados por factores como la luz, la temperatura y otros estímulos externos e internos".
Para comprender la creciente importancia que está dando a este campo, este especialista nos recuerda que "el Premio Nobel de Medicina y Fisiología de 2017 fue otorgado a Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young por el descubrimiento de los genes y las proteínas que constituyen el reloj biológico interno de los seres vivos, permitiendo una comprensión más profunda de cómo se regula el tiempo biológico. Este avance ha tenido un impacto significativo en nuestra comprensión de la cronobiología y cómo los ritmos circadianos afectan la salud y el bienestar humanos".
DESCANSO Y ALIMENTACIÓN
La falta de respeto a los ritmos biológicos humanos puede acarrear una serie de consecuencias negativas para la salud. "Estos efectos pueden manifestarse a través de trastornos del sueño; problemas metabólicos -como la obesidad y la diabetes tipo 2-; desórdenes emocionales -como la depresión y la ansiedad-; disfunciones cognitivas que afectan la memoria y la atención y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión arterial y la enfermedad coronaria".
¿Qué (malas) costumbres hacen que se desajuste nuestro reloj biológico? "Pues la principal sería el sueño de mala calidad y alargar los días con las luces artificiales. Una de las cosas que comento en nuestras sesiones de 'Despertar Vital' es que el uso de pantallas y las luces led, entre otras cosas, hace que estemos expuestos a niveles luz azul durante mucho tiempo, lo que provoca que nuestro cerebro no pueda sintetizar correctamente la melatonina".
A consecuencia de esta sobreexposición lumínica, "no logramos ni dormir bien, ni todo el tiempo que necesitamos para poder descansar correctamente. Esta es la causa principal del desajuste de nuestro reloj interno".
Para subsanar este desaguisado, "deberíamos abordar el sueño como un ritual, acostarnos siempre a la misma hora y, previamente, entrar paulatinamente en calma para poder conciliarlo correctamente".
Es esencial "tomar consciencia de la importancia que tienen las luces a las que nos exponemos desde el atardecer hasta la hora que nos vamos a dormir". Tendríamos que conseguir "reducir las luces azules desde el atardecer. ¿Cómo? Pues, por ejemplo, utilizando las diferentes funciones de los teléfonos y ordenadores que atenúan la luz azul de la pantalla, pasándola a más amarillenta o, mejor, aun poniéndolas con filtros rojos".
Para casa, recomienda "la utilización de gafas de filtro de luz azul con cristal rojo, así no tenemos que cambiar toda la iluminación. Pero, si la cambiáramos, optaría por LED en las que podamos regular el tipo de luz que generan, poniéndolas azul para el día, amarillentas por las tardes-noches y rojas por las noches".
¿Acaso el exceso de comodidad nos está haciendo enfermar? "Pues sí, y aquí podríamos verlo desde el punto de vista de la nutrición, del ambiente y de los hábitos, entre otros."
A nivel ambiental, subraya, "una de las cosas que nos pasa ahora es que nos hemos acostumbrado a vivir entre 21 y 25 grados centígrados, tanto en invierno, por la calefacción, como en verano, por el aire acondicionado. Esto nos está haciendo perder la capacidad de adaptación al medio y a los cambios de temperatura, un hecho que debilita nuestro sistema inmune. Por eso, en 'Despertar Vital", nos bañamos en el agua fría del mar".
Nutricionalmente, advierte, "el hecho de tener un acceso continuo y en abundancia a comida está dando como resultado que mucha gente padezca de enfermedades no transmisibles como diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares, entre otras".
En este punto, hace hincapié en la importancia de la crononutrición. "Desde 2017, la ciencia ha mostrado cada vez más interés por saber cuándo tenemos que comer para que nuestro organismo sea capaz de poder digerir los alimentos de la manera más beneficiosa para nuestra salud. Porque deberíamos tener muy claro que cuándo comemos es igual de importante que lo que comemos y cómo lo comemos. De hecho, si tuviera que dar un consejo sobre cuándo tenemos que comer, sería por el día con luz natural".
Este especialista revela que "cenar muy tarde promueve la resistencia a la insulina y favorece la obesidad. Los niveles de glucosa permanecen más altos durante más tiempo, nuestro hígado y páncreas no realizan las mismas funciones, el vaciado gástrico es más lento y nuestro sistema inmune se dedica menos tiempo a repararnos durante el sueño".
En conclusión que, con toda esta información en mente, no hace falta ser un hacha para darse cuenta de que, tal y como decíamos en el arranque de este texto, vivimos haciendo lo contrario de lo que deberíamos según nuestro 'diseño'. Y, luego, nos sorprendemos de que no estemos bien. Es para hacérnoslo mirar...
Te sugiero el navegador "Brave" es el único que me deja leerlo casi todo
La gente duerme y come mal porque no tiene tiempo para hacerlo bien, porque vive en circunstancias precarias y lejos de su trabajo, y hay poca gente de la clase obrera que ponga la calefacción a más de 21 grados en invierno y el aire acondicionado a todo trapo en verano, porque no se lo puede permitir.
Tampoco se habla de lo que supone para nuestra salud mental pero también física tener poco espacio para vivir. Hablamos del espacio que necesitan para vivir nuestras mascotas para ser felices, mientras que gente con trabajos de jornada completa solo se puede permitir zulos o habitaciones compartidas en pisos minúsculos. Hay gente que vive en habitaciones de 5m2 en pisos compartidos, después de meterse 10 horas diarias de trabajo.
"La ciencia ha mostrado mucho interés por saber cuando tenemos que comer para que bla bla bla". ¿Ha mostrado la ciencia algún interés por limitar el uso de azúcar (dextrosa, dextrina, malta, etc.) y grasas en los productos elaborados? ¿Ha tratado la ciencia de mostrar que se debería de prohibir el azúcar como conservante? ¿Ha mostrado la ciencia el efecto que el estrés laboral tiene en nosotros: matemáticos que calculen cuantos burnouts hay por 1000 habitantes ahora y hace 20 años, cuanta gente con depresión y ansiedad ahora y hace 20 años, o cuanta gente solitaria, porque tiene poco tiempo libre y cuando lo tiene lo utiliza para descansar?
Me hace gracia que siempre seamos nosotros los que tenemos la culpa de decisiones que son tomadas por empresas, que hacen lo que les dé la gana: envenenan nuestra comida, nuestro tiempo, nuestro aire, nuestros espacios, nuestra vida. Y si nos acostamos antes, apagamos las luces y comemos más fruta y verdura, y sobre todo antes de la puesta de sol, todo se soluciona mágicamente.
Sé que tienes buenas intenciones pero este artículo es una tomadura de pelo.
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Pero no te preocupes, los ajos son buenos para la salud, a menos que tengas una alergia a eso también.