#11 En general, así es, sí. El quid de la cuestión radica en la identidad, y la ideología forma parte de la identidad. Para una persona, cambiar de voto supone negar parte de su identidad (a lo cual, nadie está dispuesto así de buenas a primeras). La única manera de que lo hiciera sería ofreciéndole una opción que sustituya esa parte perdida. Pero claro, como te digo, hay una amplia parte de la población que apenas tiene los conocimientos más básicos sobre política e ideología (ellos se llaman a sí mismos "apolíticos", yo suelo decirles que en realidad son "analfabetos políticos" -sin ánimo de ofender-) y, en consecuencia, ni tan sólo son conscientes de cuál es su ideológia, es decir, no son capaces de definir su propia identidad.
Ahora pongámonos en el caso de que tienen que cambiar de voto, y por lo tanto buscar una opción que sustituya esa identidad política. ¿Crees que son capaces de hacerlo, si ni tan solo saben definir qué están buscando? Ante esa tesitura, lo más fácil es no cambiar de voto. La ignorancia ideológica (o el analfabetismo político) es un chollo para los partidos generalistas, porque crea un vínculo casi de dependencia. Eso no se puede cambiar de la noche a la mañana.
#12 cito un pequeño artículo:
"la raíz ἴδιος [ˈidios], que en griego era ‘lo privado, lo particular, lo personal‘. Con esta misma raíz tenemos otros sustantivos como «idiosincrasia» (DRAE: «rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o de una colectividad») e incluso «idioma» (DRAE: «lengua de un pueblo o nación, o común a varios»).
Por tanto, en principio, el idiota era simplemente aquel que se preocupaba solo de sí mismo, de sus intereses privados y particulares, sin prestar atención a los asuntos públicos y/o políticos. Pronto esta palabra se convirtió en un insulto, ya que en la Antigüedad grecorromana la vida pública era de gran importancia para los hombres libres. Ser un idiota (como persona preocupada solo de lo suyo) se convirtió en ser un idiota con la acepción actual, ya que en la democracia era considerado deshonroso no participar de ella."
#14 sufrí mucho con mi profesora de ética (era del opus, y yo un ateo recalcitrante), pero he de reconocer que ciertas discusiones acerca de la política en la grecia clásica fueron edificantes
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Ahora pongámonos en el caso de que tienen que cambiar de voto, y por lo tanto buscar una opción que sustituya esa identidad política. ¿Crees que son capaces de hacerlo, si ni tan solo saben definir qué están buscando? Ante esa tesitura, lo más fácil es no cambiar de voto. La ignorancia ideológica (o el analfabetismo político) es un chollo para los partidos generalistas, porque crea un vínculo casi de dependencia. Eso no se puede cambiar de la noche a la mañana.
"la raíz ἴδιος [ˈidios], que en griego era ‘lo privado, lo particular, lo personal‘. Con esta misma raíz tenemos otros sustantivos como «idiosincrasia» (DRAE: «rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o de una colectividad») e incluso «idioma» (DRAE: «lengua de un pueblo o nación, o común a varios»).
Por tanto, en principio, el idiota era simplemente aquel que se preocupaba solo de sí mismo, de sus intereses privados y particulares, sin prestar atención a los asuntos públicos y/o políticos. Pronto esta palabra se convirtió en un insulto, ya que en la Antigüedad grecorromana la vida pública era de gran importancia para los hombres libres. Ser un idiota (como persona preocupada solo de lo suyo) se convirtió en ser un idiota con la acepción actual, ya que en la democracia era considerado deshonroso no participar de ella."