La amistad de la «L» y la «Z»
—¡Buen día! ¿Qué tal? —¡Buenos días! Aquí con los zagales. —Vaya, ese acento… ¿Es usted...? —Andaluza, señora. Yo soy andaluza. —¡Ayyy! Esta «Z», muy de feria, siesta… —¡Vaya!, es usted un poquito cortita, ¿no? ¿De dónde es usted con ese acento tan marcado? —Soy catalana. ¿Pero por qué me dice eso? —¡Pues mire usted, señora «L»! Le voy a explicar algo que seguro desconoce: »En Andalucía hay un problema de clasismo con el habla andaluza; me refiero a que los andaluces deberían de corregir eso de tener un acento de pobres. Se ve que el uso de esta pobre «Z» lleva a pensar en aquellos campesinos…