#15 no me jodes el relato porque no tienes razón, el boom del ladrillo que todos conocemos promovido por grandes constructoras echando mano de la ayuda de bancos y gobiernos curiosamente consiguió que los precios de las viviendas fuesen mucho más caros, a pesar de que se incrementaba la oferta (mercado libre mis cojones), luego con la caída de las alegres hipotecas por las trampas que estaban haciendo y la restricción de las ventas derivada de ello, llegaron los fondos buitres metiéndose a saco en el sector inmobiliario (aprovechando que había mucha vivienda sin salida de venta) echando mano nuevamente de bancos y gobiernos, junto al banco malo (que hace honor a su nombre) y a cosas tan majas como el AirBnB son los que dictan las subidas de precios de forma artificial convirtiendo algo como un alquiler en casi un lujo, y como ya decía, los particulares que ven que esta gente alquila a precios de lujo por tener un gran parque retenido, se apuntan "solidariamente" a esos mismos precios.
#16 Como tú bien dices, mercado libre mis cojones. Bancos centrales públicos fijando los tipos que les salía de la polla a los políticos, medio sistema financiero controlado por los políticos, suelo controlado por oscuros concejales, construcción regulada hasta el ridículo...
Por cierto, no sé qué problema tiene la izquierda con rescatar sectores enteros a golpe de dinero público. Es lo que han hecho toda la vida, lo llevan en el ADN. El problema debería tenerlo la derecha, que con la SAREB callan como putas.
Es algo que viene a demostrar que en este país sólo puede haber socialdemocracia. Socialdemocracia azul, o socialdemocracia roja. Pero siempre socialdemocracia. Y así nos va.
#19 y cortando la corruptela de raíz, y todo lo que lleva aparejado el capitalismo de amiguetes, que es la lacra que impide que exista un mercado más justo y libre, en el que se pueda competir en igualdad de condiciones
Hay mucha gente empeñada en que la clave está en poner a las personas adecuadas en la política. O que hay que invertir más en la fiscalía anticorrupción, en hacienda y en las unidades de delincuencia económica. O que si hay que poner un programa de protección de testigos, o que si hay que prohibir el dinero en efectivo, o cosas de lo más variopinto.
Todo eso está muy bien, pero el sistema es el que es, y produce lo que produce. Si quieres acabar con el problema de raíz, no tienes que perseguir al constructor que soborna con un maletín al concejal de urbanismo. Sencillamente tienes que eliminar el incentivo del constructor, y el problema se soluciona solo. O dicho de otra manera, si el político no puede prohibirte construir vivienda en su término municipal, el constructor no tiene por qué sobornarle.
Lo mismo pasa con las redes clientelares. Si los políticos no pudieran dar subvenciones, las asociaciones no tendrían incentivo alguno para vincularse con los partidos, como groseramente sucede a nivel local, autonómico y estatal. No hay puertas rotatorias a menos que la empresa quiera devolverle el favor a un regulador amistoso. Si el político no regula, no hay favores ni captación.
Al final la solución es muy simple: Estado pequeño, corrupción pequeña.
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Por cierto, no sé qué problema tiene la izquierda con rescatar sectores enteros a golpe de dinero público. Es lo que han hecho toda la vida, lo llevan en el ADN. El problema debería tenerlo la derecha, que con la SAREB callan como putas.
Es algo que viene a demostrar que en este país sólo puede haber socialdemocracia. Socialdemocracia azul, o socialdemocracia roja. Pero siempre socialdemocracia. Y así nos va.
Esto no se soluciona con otros políticos, sino con menos políticos.
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Hay mucha gente empeñada en que la clave está en poner a las personas adecuadas en la política. O que hay que invertir más en la fiscalía anticorrupción, en hacienda y en las unidades de delincuencia económica. O que si hay que poner un programa de protección de testigos, o que si hay que prohibir el dinero en efectivo, o cosas de lo más variopinto.
Todo eso está muy bien, pero el sistema es el que es, y produce lo que produce. Si quieres acabar con el problema de raíz, no tienes que perseguir al constructor que soborna con un maletín al concejal de urbanismo. Sencillamente tienes que eliminar el incentivo del constructor, y el problema se soluciona solo. O dicho de otra manera, si el político no puede prohibirte construir vivienda en su término municipal, el constructor no tiene por qué sobornarle.
Lo mismo pasa con las redes clientelares. Si los políticos no pudieran dar subvenciones, las asociaciones no tendrían incentivo alguno para vincularse con los partidos, como groseramente sucede a nivel local, autonómico y estatal. No hay puertas rotatorias a menos que la empresa quiera devolverle el favor a un regulador amistoso. Si el político no regula, no hay favores ni captación.
Al final la solución es muy simple: Estado pequeño, corrupción pequeña.