entrar registro

La "apropiación" de Egipto por los británicos en el siglo XIX (I)

4570 visitas
|
votos: 7 · 3
|
karma: 40
|

En el año 1879 el Sultán (y Califa) del Imperio Otomano era Abdul Hamid II. No era estúpido (¡ni mucho menos!), y durante su gobierno intentó frenar el declive del Imperio practicando Dobles Juegos: colaborando con los reformistas (“Jóvenes Turcos”) para proclamar constituciones que dejaban las cosas como estaban, y enfrentando a una nación europea contra otra, por ejemplo.

De hecho, el Imperio Otomano había necesitado, en la segunda mitad del siglo XIX, de la ayuda de Francia y Reino Unido para no desmoronarse ante la presión rusa.1 La contrapartida de dicho apoyo, y de los intentos de Abdul Hamid II por modernizar su país, se tradujeron en una progresiva apertura del Imperio Turco al comercio e influencia de las potencias europeas, continuando las políticas de apertura de sus predecesores, que se habían traducido en la colaboración internacional para abrir el Canal de Suez..

En 1879 un grupo de oficiales egipcios, dirigidos por el Coronel –y líder del nacionalismo egipcio- Ahmed ‘Urabi, inició un levantamiento contra el Khedive (equivalente al Virrey español) Tawfiq Pasha.

Tawfiq había reemplazado a su padre Ismail Pasha, destituido por contraer exageradas deudas que amenazaban con el colapso financiero de Egipto, y por hacerse sospechoso ante el Sultán de albergar intenciones de rebelión. En parte, la destitución se debió a presiones de las potencias europeas, que defendían sus intereses económicos (lo que obviamente produjo mal efecto en los ambientes nacionalistas, e hizo que Tawfiq debutara con mal pie), pero también por la alarma de Abdul Hamid II ante un súbdito que ponía en riesgo su Imperio y amenazaba con independizar a su provincia árabe más rica. El resultado fue una promoción de los súbditos más fieles al Sultán (turcos, circasianos2, albaneses3, etc) en el Ejército y la administración egipcia, con el consiguiente rencor de los árabes egipcios.

La rebelión de ‘Urabi se inició con un sustrato social (humildes contra poderosos) nacionalista (egipcios contra europeos, turcos, circasianos, albaneses, y frente a todos aquellos que el Khedive había favorecido… porque confiaba más en ellos). Como suele pasar, la revuelta de Ahmed ‘Urabi derivó pronto a la revuelta religiosa (sus seguidores le llamaban 'El Wahid' que se traduce por “el Único”) y, en septiembre de 1881, sus apoyos eran tan firmes que se opuso a una orden formal del Khedive de abandonar El Cairo con sus tropas, y dio una especie de golpe de estado: obligó a Tawfiq a nombrar un nuevo gobierno, y un nuevo Parlamento controlado por los rebeldes, y expulsar del Ejército a los oficiales circasianos, albaneses, y otras nacionalidades no egipcias.

En el Reino Unido gobernaban los liberales, con W.E. Gladstone como Primer Ministro. Los liberales ingleses defendían una política anti-imperialista y pacifista, porque la opinión pública británica empezaba a ver el coste en vidas humanas, prestigio social y gasto económico de mantener colonias alejadas de la metrópoli. Y los franceses, escocidos por su derrota ante los prusianos en 1870, no deseaban nuevas aventuras sin el respaldo de otras potencias.

El caso es que, hasta mediados de Mayo de 1882, cuando la situación en Egipto había derivado hacia una semi-independencia frente al Sultán del Imperio Otomano, que no parecía poder asegurar las inversiones anglo-francesas ni las vidas de los europeos (amén de otros súbditos del gobierno otomano, como turcos, circasianos, albaneses, judíos, etc) los británicos no se tomaron las cosas en serio. Una flota anglo-francesa fue despachada a Alejandría, donde llegó el 20 de Mayo, con la intención de apoyar a Tawfiq y al Sultán frente a la rebelión de ‘Urabi4

La flota sólo pretendía apoyar, mediante una "intimidación sin violencia", la autoridad de Tawfiq y del Sultán Abdul Hamid II. Pero lo que ocurrió5 es que se desencadenó una revuelta anti-europea y anti-cristiana que costó la vida de cincuenta europeos y más de cien egipcios (entre partidarios del Khedive y de 'Urabi).

Cuando la noticia del baño de sangre llegó a Londres, la opinión pública y la oposición conservadora exigieron airadamente la intervención militar. Gladstone trató de mantener la calma y convocar una conferencia conjunta de potencias europeas6 y el Imperio Turco para apoyar la autoridad de Abdul Hamid II y de Tawfiq. Dicha conferencia se convocó para el 23 de Junio, en Estambul.

Sin embargo, el Sultán (sorprendentemente para los europeos, que estaban intentando salvar la autoridad del Imperio Turco en Egipto) no asistió. Fiel al doble juego que solía practicar, no quería estar presente para que sus súbditos no le acusasen de “lacayo de los europeos”, mientras por otro lado urgía a Tawfiq para que “aplastase a los rebeldes” e incluso que "diese un café envenenado" a 'Urabi.

(Continuará)

comentarios (4)
  1. Rob_Ben_Gebler
    NOTAS

    1.- Se dice que el Zar Nicolás I fue el primero, hacia 1853, en definir al Imperio Turco como “un hombre enfermo, muy enfermo”, aunque esta expresión, posteriormente, se convertiría en “el Hombre enfermo de Europa” y pasó a significar que los grandes poderes europeos deberían mantener al “enfermo” con vida, aunque se le realizaran periódicas “sangrías”, porque su muerte sería seguida de graves males.
    Durante la segunda mitad del siglo XIX, sin embargo, los rusos fueron el enemigo más implacable del Imperio Turco, intentando arrebatarles el dominio sobre sus posesiones europeas habitadas por eslavos y lograr el gran sueño de los zares desde Catalina la Grande: conquistar Estambul, el Bósforo, el Mar de Mármara y los Dardanelos, uniendo bajo su dominio el Mar Negro con el Mediterráneo y expulsando a los turcos de Europa.
    El resto de poderes europeos se opusieron a la presión rusa, retrasando en lo posible la debacle otomana; por ejemplo, derrotando a los rusos en la Guerra de Crimea (1853-56), o corrigiendo en el Congreso de Berlín (julio de 1878) el desastroso (para los turcos) Tratado de San Stefano (marzo de 1878).

    2.- Los circasianos, (o Adigueses) son originarios de una región del Noroeste del Cáucaso. A partir de las conquistas rusas de finales del siglo XVIII, su religión musulmana les hizo ser perseguidos por los gobiernos zaristas, y emigraron a los dominios del Imperio Turco, extendiéndose por Palestina, Egipto, Armenia, Anatolia, etc. Eran fieles seguidores del Islam y del Sultán (y Califa).

    3.- El Khedive Mehmet Ali Pasha , gobernador de Egipto (1805-1849), a quien se reconoce como fundador del Egipto moderno, era de origen albanés; se rodeó de cuadros militares y administrativos albaneses, que décadas después, junto con los turcos, seguían siendo una especie de aristocracia que dominaba sobre los egipcios.

    4.- Obviamente, aunque su intención fuese ejercer presión sin usar la violencia, su aparición fue contemplada por la población de Egipto como una más de las agresiones imperialistas de las potencias europeas, que apoyaban a los “odiados” extranjeros (turcos, albaneses, etc). Nada que no se haya visto mil veces: en España, sin ir más lejos, en la Guerra de las Comunidades de Castilla.

    5.- Aunque en nuestra mentalidad del siglo XXI veamos la rebelión anti-imperialista y contra los extranjeros casi inevitable, no siempre ha sido así en el transcurso de la Historia. Sin ir más lejos, en España, la invasión de los “Cien Mil Hijos de San Luis” contó con escasa resistencia. La flota anglo-francesa, sin duda, contaba con que la mayoría del pueblo humilde egipcio, en realidad, apoyaba al Sultán, y que un golpe de intimidación bastaría para que ‘Urabi volviese a obedecer al Sultán.

    6.- Gran Bretaña, Francia, Italia, Rusia, Alemania y Austria Hungría. Aparte del Imperio Turco, claro. Pero no contaban con el intrigante Sultán Abdul Ahmid II
    4    k 100
  2. inconformistadesdeel67
    Interesante lectura, #0. Mis dieces. :hug:
    3    k 80
  3. Rob_Ben_Gebler
    #3 Un episodio más del declive del "Gran Hombre enfermo de Europa" (Turquía)

    Otro artículo irá sobre la entrada de Turquía en la Gran Guerra.

    Entiéndaseme... No defiendo el colonialismo ni las agresiones inglesas (que la hubo, y muchas) a países y tribus con potencia militar insignificante.

    lo que digo es que la idea "Hombre bueno=malo, Hombre primitivo= bueno" es radicalmente falsa. Ciñéndonos al Islam, podemos demostrar que ha sido siempre una ideología/movimiento religioso imperialista, y sus continuadores laicos (panarabistas, imperialistas persas , etc) han hecho lo mismo.

    El Islam ha oscilado siempre entre las pulsiones centrípetas (Imperios islamistas de Damasco, Bagdag, etc) y centrífugas (Nasser, Al Asad, etc)

    E incluyo entre estos movimientos a regímenes laicos como el nasserismo porque, aunque su régimen fuera laico. sería incomprensible sin un apoyo de más de un 90 % de opinión pública de musulmanes que jamás le hubiesen permitido seguir a la cabeza del Estado si no creyesen que Nasser era el Dedo de Allah
    1    k 40
  4. macarty
    Buena lectura, #0. Vas a analizar la caída del imperio otomano o el principio del fin del imperio británico?
    0    k 20
comentarios cerrados
suscripciones por RSS
ayuda
+mediatize
estadísticas
mediatize
mediatize