Stromae - Tiny Desk Concert
La superestrella belga del dance-pop Stromae ofrece uno de los mejores espectáculos en vivo del mundo (aquí se presenta un set de dos canciones de 2015 como prueba), pero su presentación en el escenario es difícil de desmantelar. Por no hablar del espectáculo de luces, los arreglos palpitantes e impecables de Stromae implican el uso extensivo de pistas pregrabadas, todo lo cual está mal visto en el Tiny Desk. Entonces, dada una simple tarea de tres palabras ("sin sonidos preestablecidos"), su equipo se dispuso a recrear la música de Stromae para que pudiera interpretarse en tiempo real.
Esto implicó una tecnología más brillante de la que podríamos haber imaginado cuando lanzamos los conciertos de Tiny Desk hace casi 15 años (verdaderos bancos de computadoras portátiles, mezcladores y sintetizadores, con múltiples productores trabajando fuera de cuadro), pero maldita sea, cada sonido en este set fue elaborado y tocado en vivo en el momento. Stromae y su equipo tuvieron que llegar un día antes para preparar el escenario y ensayar durante horas, e incluso la ropa de la banda fue seleccionada a mano de la línea de moda del cantante, pero lo que produjeron se sintió relajado y orgánico en el espíritu de la serie.
Ayuda que, como se escucha en el destacado Multitud de este año, las canciones de Stromae se nutren de una profunda fuente de emoción vivida. Respaldado por tres miembros del coro femenino búlgaro Yasna Voices, Stromae comenzó su presentación con "L'enfer", un reconocimiento desgarrador de pensamientos suicidas. El estribillo de la canción, traducido al inglés, dice: "A veces he tenido pensamientos suicidas y no estoy orgulloso de ello / A veces sientes que sería la única manera de silenciarlos / Todos estos pensamientos me hacen pasar por el infierno".
A partir de ahí, las selecciones de canciones de Stromae transmitían estados de ánimo más ligeros, pero incluso sus temas más bailables contienen corrientes subyacentes de oscuridad y conflicto: “Santé” es un brindis por aquellos que no pueden celebrar, “Alors on danse” (de Cheese de 2009) adopta el baile como una forma de ahogar las dificultades de la vida y “Mon amour” intenta tranquilizar a un amante en un contexto de infidelidad y disfunción. Por sí solo, cada tema es un cóctel embriagador de artesanía minuciosa y alegría ganada con esfuerzo. En conjunto, forman un retrato de un showman de clase mundial en la cima de sus poderes.
