Una sociedad muerta - José Miguel Ruiz Valls | Diario16
En una democracia auténtica, se vería extraño que los servidores públicos se mostraran tan eufóricos. ¿Por qué? Porque una Constitución no es más que la ley que limita su poder. ¿Quién celebraría sus propias limitaciones salvo un completo imbécil?
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Con todo, la violación más violenta fue la que perpetraron los jueces políticos del Tribunal Constitucional el pasado día cinco de noviembre, mientras los valencianos se ahogaban en el barro, a causa de la criminal dejación de funciones de muchos empleados públicos. En la nota informativa 108/24, que publicaron ese día, interpretaron que es factible la imposición de aislamientos domiciliarios, internamientos en centros hospitalarios y hasta el sometimiento obligatorio a vacunación, siempre que se haga con una ley orgánica. ¿Y qué es una ley orgánica? Pues una ley que requiere el voto de la mitad más uno de los parlamentarios, que ya sabemos que votan lo que impone el dictador de su partido (Que ya sabemos que impone lo que quiera el mejor postor)..