El último pies secos
8 visitas
| votos: 2 · 0
| karma: 40
| 0
Eran las ocho y media de la mañana del viernes pasado y Yunieski Marcos fumaba un cigarrillo en el porche de la casa de su primo en Westchester, un suburbio de Miami, balanceándose en una mecedora rústica. El primo Roberto había salido a llevar a su hijo al colegio. Yunieski vestía una camiseta Calvin Klein nueva, unos jeans ajustados y una pulsera de bolas verdes y amarillas que le preparó un santero en su ciudad natal de Cuba, Camagüey. “Yo soy hijo de Eleguá, el dios que abre los caminos”, dijo.