¡Como para no indignarse! Primero fue el perro, que mordía los muebles. Luego el gato, que arañaba la tapicería. Y ahora es el marido con las almohadas...
#4 Debió de intuir que con la señora no la mordería, así que se trajo a un compinche de aficiones, como quien se trae un colega para jugar a los videojuegos.