entrar registro

Stalin, la Unión Soviética, y el Pacto Germano-Soviético de 1939 (II): Munich

4213 visitas
|
votos: 9 · 3
|
karma: 58
|

En la década de los treinta la República Checoslovaca era el país centroeuropeo con instituciones democráticas más consolidadas; buen nivel de vida; en teoría, una alianza estable con una de las Potencias vencedoras de la Gran Guerra (Francia), que confiaba ser respaldada por el Reino Unido en caso de tener que intervenir militarmente. Además, contaba con una industria de armamentos de primer orden, un ejército moderno, y había construido unas eficaces fortificaciones en la frontera oeste, frente a Alemania (el enemigo potencial más peligroso).

Pero tenía un problema: la intención de los Aliados de crear estados fuertes, capaces de ser independientes, sin recurrir a migraciones forzosas, había creado un país con múltiples etnias1.

El principal problema lo ofrecía la minoría germana. Poco más de un 20 %, suponían más de un 30 % en las áreas limítrofes a Alemania y Austria (Sudetenland), que además albergaban buena parte de la industria (incluyendo la bélica) de Checoslovaquia, y que por su orografía, y las fortificaciones que los checoslovacos construyeron a partir de 1935, resultaban un formidable obstáculo contra la amenaza de invasión por el Oeste... Siempre que no se pasasen al enemigo, claro.

Los alemanes de los Sudetes no eran perseguidos, como después diría Hitler; pero es cierto que, tras la disolución de Austria-Hungría, los checos y eslovacos habían sustituido en los puestos dirigentes a germanos y húngaros; y, además, la alta industralización de los Sudetes tuvo como consecuencia una importante caída del empleo y nivel de vida de sus habitantes en la Gran Depresión.2

Los alemanes sudetes siempre se opusieron a la política de infiltración cultural (en realidad, bastante moderada) del Estado Checoslovaco en su región; pero, tras el nombramiento de Hitler como Canciller, el SdP3 comenzó a movilizar a sus bases, pidiendo más y más autonomía.

El problema para Checoslovaquia es que la política europea había cambiado radicalmente desde 1918. La Francia que suponía su principal aliado, ya no era la que en 1923 ocupó militarmente el Ruhr para castigar a Alemania por sus impagos, y no deseaba iniciar un conflicto militar contra Alemania sin el respaldo británico. El Reino Unido no tenía ningún deseo de verse mezclado en un conflicto más horroroso aún que la Gran Guerra por una garantía que los franceses habían dado por su cuenta. Y la Alemania de los años treinta no era la potencia desarmada frente a los franceses.

Pero, sobre todo, los nuevos políticos de los antiguos Aliados (incluyendo los de EEUU) consideraban (salvo excepciones, como Churchill, o los socialistas franceses) que los alemanes reclamaban con razón (aunque los métodos de Herr Hitler no gustasen) una reunificación de las comunidades culturalmente alemanes y que habían formado parte de Alemania hasta 1914.4

A partir del Anschluss5 de Marzo de 1938, el gobierno checoslovaco se asustó y empezó a pedir garantías a sus aliados contra la amenaza hitleriana. Temían –con razón, como se vio luego- que la concesión de una amplia autonomía para los Sudetes derivaría en una reclamación similar de los eslovacos, de la minoría húngara (con apoyo de Hungría) y de los polacos, que deseaban apoderarse de Teschen; y con todo esto, Checoslovaquia sería destruida.

Sólo Rusia movió ficha, proponiendo la creación de un pacto antihitleriano.6. Con seguridad, sabía que nadie aceptaba una intervención militar soviética. Pero el Stalin de 1938 (obsesionado por la seguridad militar, con un Ejército hecho migas por las “Purgas”) no era el de 1945 (que imponía condiciones) En 1938 se contentaba con una alianza ante la cual Hitler no se atreviera a atacar… porque a lo mejor suponía el final del gobierno nazi.

Pero ingleses y franceses se interesaban, sobre todo, en guardar la paz, convencidos aún de que Hitler, en el fondo, pedía cosas razonables, aunque de manera poco ortodoxa, y podían llegar a un “appeasement7 con él y salvar la paz. Por tanto, desdeñaron las ofertas rusas (no sería la última vez) y se empeñaron en presionar a los checoslovacos para que fueran razonables y cedieran a las demandas alemanas.8.

Hacia final del verano, Hitler (maestro consumado del farol) había ido subiendo las apuestas, y amenazaba con una guerra en la que destruiría Checoslovaquia y a cualquiera que se le opusiese. Con seguridad, se trataba de un farol.9

Así surgieron los Acuerdos de Munich. Una Conferencia Internacional, a propuesta de Mussolini10, a la que no se invitó a la URSS (la potencia que más había luchado por un frente contra Hitler) ni, sobre todo, a Checoslovaquia, que aceptó la indignidad de ver que franceses y británicos regalaban a Hitler territorios que no eran suyos.11

En el siguiente episodio veremos el final de Checoslovaquia... y Polonia.

comentarios (4)
  1. Rob_Ben_Gebler
    NOTAS

    1.- Lo que llamaríamos ahora un “Estado Frankenstein”. El censo de 1921 recoge una composición étnica de 50 % de checos, 22 % de austriacos (alemanes), 15 % de eslovacos, 5 % de húngaros; 4 % de rutenos (ruso-balcánicos) y pequeños porcentajes de judíos, polacos, y extranjeros.

    2.- No sabría demostrar sorpresa ante el crecimiento de la demagogia en épocas de crisis

    3.- Partido Alemán de los Sudetes (bajo el liderazgo de Honrad Heinlein)

    4.- Y en eso, pese a toda la basura moral que han echado sobre Daladier y Chamberlain, los dirigentes ingleses y franceses no hacían otra cosa sino seguir los mandatos de los Parlamentos y la opinión pública. Sólo hay que ver los abrumadores recibimientos de gratitud en París y Londres por "haber salvado la paz"

    5.-Unión de Austria con Alemania. En este caso sería más apropiado Absorción o Anexión, porque Hitler dejó pocas opciones a los austriacos. Sin embargo, hay que reconocer que, entre los austriacos, la reunificación (prohibida a perpetuidad por los Aliados en 1919, en contradicción con su propia doctrina de la autodeterminación de los pueblos) era tremendamente popular. Y no digamos en Alemania

    6.- No es necesario creer que Stalin tuviera buena fe. Checoslovaquia no creía en sus promesas; pero, como no se pusieron a prueba, no sabemos lo que hubiera pasado. La idea era que, ante una intervención militar alemana, una alianza anglo-ruso-francesa y el poderío checoslovaco sería un hueso imposible de roer para Hitler. De todos modos, Stalin sabía bien que, al no tener frontera con Checoslovaquia, sus tropas debían pasar por Polonia. Y los polacos no accederían nunca, tanto por su odio contra los rusos como por su interés por apropiarse del enclave de Teschen.

    7.- El término “appeasement” se ha traducido siempre como “apaciguamiento”; pero en los términos pensados por Daladier y Chamberlain, sería más justa la traducción “Conciliación

    8.- Durante todo el verano los anglofranceses presentaban el problema como una disputa entre un país y una minoría que pedía ciertas demandas, ante las que era razonable negociar y ceder, al menos en parte. El gobierno Checo (encabezado por Edvard Benes) proclamaba que era un conflicto con el poderoso vecino alemán, y pedía que intervinieran los aliados occidentales, pero sin la intervención rusa.

    9.- Pese a lo que ha dicho después la propaganda aliada, Hitler era muy dueño de sus nervios, y era consciente de que una guerra en 1938 hubiera sido una debacle para la Wehrmacht. Ni siquiera es seguro que hubiese podido derrotar a Checoslovaquia. Por otro lado, aunque él no lo supiera, los generales estaban dispuestos a dar un golpe de Estado en el momento en que Hitler diese la orden de ataque.

    10.- Lo que se dijo en su momento; pero no es cierto. Las propuestas de Munich salieron directamente de los ministros alemanes Göring y Ribbentrop, y es impensable que lo hicieran sin el visto bueno de Hitler. Mussolini obtuvo el papel de “Salvador de la Paz” y, dado que era él quien lo proponía, Daladier y Chamberlain creyeron en su buena fe.

    11.- Entregaban los Sudetes, con su industria, sus fortificaciones, dejando indefensa a Checoslovaquia... confiando en que Hitler no pediría más.

    Y recordemos que en los Acuerdos de Munich se condenó también a la República Española. Más que contentos por haber llegado a un acuerdo con Hitler, franceses e ingleses aceptaron cerrar los ojos ante la tragedia de la experiencia democrática española, que quedaba absolutamente abandonada (incluso por Stalin que, no presente en Munich, estuvo más que contento de no seguir en una guerra que no le interesó más que como propaganda)
    3    k 77
  2. macarty
    Joder, qué nivel que tenemos por aquí :-)
    1    k 40
  3. Rob_Ben_Gebler
    #2

    ojo, que no digo que Stalin fue ser digno de confianza completamente; pero ciertamente la Unión Soviética sufrió muchos desprecios en esta época cuando quería crear un frente anti Hitler

    Como veremos en otras entregas esto continuó, y al final Stalin llego a tener miedo de que acabaran haciéndole pagar los platos rotos de la agresividad de Alemania
    3    k 78
  4. macarty
    #4 macarty
     *
    #3 el pacto entre Molotov y Ribbentrop estaba destinado a ser papel mojado. Stalin hizo bien en prepararse para la guerra.

    Los errores de Alemania, golpeando a Rusia sin tener asegurado un suministro de combustible y acero... Ahí ya podían tener el mejor armamento, o los mejores estrategas. Les falló el abrir todos los frentes al mismo tiempo y un invierno cabrón en Stalingrado
    1    k 40
comentarios cerrados
suscripciones por RSS
ayuda
+mediatize
estadísticas
mediatize
mediatize