Mi solución al problema israelí
Desde la Argel de la piratería berberisca no ha existido otro emplazamiento tan filibustero en el Mediterráneo como Israel. Las tropelías que presenciamos llenos de horror y espanto exceden a las de cualquier otra nación o grupo armado del planeta. Y sí señores, esta vez es un problema occidental y europeo. Puede que el hambre en África no sea un problema que nos competa, pero la existencia de Israel es una consecuencia directa de los actos de los europeos. No existiría un Israel sin el afán de los antisemitas de sacudirse de encima a los judíos. Una larga lista de antisemitas que van de Isabel Dla Católica hasta Adolfo Hitler en empeño sostenido por la cristiandad durante siglos, consistente en un interminable historial de discriminaciones, represión, expulsiones y pogromos. Los europeos volatilizaron comunidades que habían enriquecido económica y culturalmente el continente; y que fueron la principal fuente de creadores de contenido que habían hecho las cosas mas interesantes hasta entonces, cosas como el psicoanálisis, el marxismo, el panteísmo o la física relativista. Pero el capital humano que perdimos no lo ganó Israel, ese tipo de gente, cosmopolita y brillante, no se hace tan fácilmente en una sociedad que se ha ido paletizando a causa de su etnicismo. Pese a todo, los judíos siguen siendo europeos exiliados.
Sólo los intereses de una potencia imperialista en declive los mantiene, instrumentalizados como una suerte de cruzados, en Palestina. Y el problema para Israel es que los europeos modernos carecen de la actitud mental de un cruzado. Dejando aparte la vestimenta y la panoplia, el cruzado poseía un libro (si es que sabía leer), y un juego de dados, y ya. El cruzado debía pensarse encastillado; preparado en todo momento para repeler la próxima incursión sarracena. El cruzado vivía para ese tipo de misión. Pero mientras la situación no ha cambiado desde el siglo XII, la gente y su medio se han transformado radicalmente. Los europeos carecemos del aguante que a los cruzados les otorgaba sus carencias materiales y su fe en la inminente llegada del reino de los cielos. Nuestra forma de vida pasa, por el contrario, por amontonar cosas y experiencias apacibles. Nuestra vida consiste en evitar el trabajo, acudir a raves y trastear pantallas electrónicas para configurar desde ellas la domótica de la casa. Los sionistas han tratado de compensar esa mentalidad con tecnología bélica, pero la tecnología ya está al alcance de sus enemigos. Y éstos se encuentran más motivados para renunciar a sus casas domotizadas y a su vida, porque no tienen casas domotizadas y su vida es una mierda. Ellos si cuentan con el ambiente adecuado para cultivar la mentalidad del cruzado, es decir, la del yihadista. La situación será cada vez más insostenible. Los israelies saben que nunca van a tener una existencia tranquila en Israel y así es imposible atender la domótica y las mil configuraciones de aparatos electrónicos que requiere la vida actual.
Hay que volver a poner a los judíos en un sitio apacible y próspero, concretamente en Murcia. Y hay que hacerlo antes de que guerras, cada vez más cruentas, y el empeoramiento de su estilo de vida los termine por convertir a todos ellos en verdaderos cruzados. Siempre parece que doy la misma solución a todos los conflictos internacionales, y que con los rusos y ucranianos tenía un pase traerlos a Murcia, pero que igual no es el momento de estar llevando judíos de un sitio a otro, porque con ellos hay cierto sentimiento culposo… que podría arreglarse si les regalamos casas y buenos trabajos en España. Subsanaríamos de esa forma la expulsión que llevaron a cabo los reyes católicos Isabel Dla Católica y Fernando VII. Se lo debemos. Y en Murcia hay espacio de sobra para todos los israelíes. Aunque bien se podría cribar y purgar un poco y alojar sólo a los isrelíes buenos, a los que no desean venganza y no apoyan las masacres. El resto que se vaya a vivir a Utah. Seguirían siendo millones los israelies que se quedarían aquí. Un motor económico y un soplo de aire fresco para Murcia. No temáis, los judíos de Israel también tienen ojos azules, son más europeos que judíos, y más europeos que los murcianos, su cultura, su patria natural está aquí.