Sobre las críticas a Yolanda Díaz por apoyar el envío de armas a Ucrania y el significado de la paz
En las últimas horas Yolanda Díaz ha recibido numerosas críticas por apoyar el envío de 200 toneladas de armamento al ejército ucraniano por parte del gobierno español. Se le acusa de no apostar por "la paz y la diplomacia" y "promover la escalada belicista". Pues bien, aunque sea una obviedad que los romanos ya descubrieron hace milenios con la frase "si vis pacem para bellum", parece que algunos necesitan recordar que el mejor modo de lograr una auténtica paz en Ucrania es colocar al país invadido en una posición de fuerza que le permita hacer mucho daño al país invasor, a fin de que éste desista de sus intenciones y se largue de allí con unas cuantas concesiones simbólicas. Cosa que, obviamente, no hará si la ocupación de Ucrania se convierte en un simple paseo militar, lo cual sucederá si los ucranianos no tienen armas con las que defenderse.
Como cualquier líder político, militar o económico que se embarca en un proyecto, Putin tiene un abanico de pretensiones sobre Ucrania. Su sueño es que Ucrania vuelva a ser parte de la gran nación rusa, pues como ya escribió en un artículo hace unos meses y ha repetido en numerosos discursos, Putin afirma categóricamente que Ucrania es Rusia, quieran o no los ucranianos. Es decir, el objetivo principal de Putin es que Ucrania se convierta en un territorio títere dirigido por un tirano local a su servicio, como Bielorrusia o Chechenia. Si no puede cumplir este sueño, Putin se conformaría con quedarse un tercio de Ucrania, esto es, el este del país y Crimea. Y si no puede cumplir este objetivo, Putin se irá conformando con concesiones menores, que serán más insignificantes cuanto más costoso le resulte seguir con la campaña militar. En las campañas militares rusas de Georgia, Chechenia o Moldavia, Putin logró todos sus objetivos ocupando los territorios que le apeteció y arrasando y masacrando a placer, porque esos pueblos no recibieron ayuda militar alguna del exterior. Y en Ucrania, evidentemente, pensaba hacer lo mismo.
¿De qué depende que Putin vaya renunciando a sus pretensiones? Obviamente de la resistencia militar de los ucranianos y de las sanciones internacionales, pues a Putin le resbala que se hagan manifestaciones pidiendo "love and peace" en las capitales europeas. Y esa resistencia es imposible sin las armas que les estamos enviando. De no ser por esas armas, Putin ya habría ocupado Kiev y colocado a algún lacayo prorruso en el palacio presidencial. Gracias a las armas occidentales, su ejército se está desangrando en Ucrania, pues los drones de combate, misiles antitanque y misiles antiaereos que enviamos a Ucrania son el arma perfecta para desbaratar los bombardeos rusos y barrer sus convoyes.
Habrá quien diga "pues yo prefiero que Putin ocupe Ucrania y la convierta en una provincia rusa antes de que haya miles de muertos, prefiero la paz". A ello tengo que oponer dos argumentos.
El primero es que el pueblo ucraniano no se iba a rendir ante la ocupación rusa en ningún caso, y las víctimas ucranianas posiblemente fuesen muy superiores si occidente negase las armas al pueblo ucraniano y se permitiese a Putin ocupar todo el país, ir arrasando las ciudades que se le opusieran como hizo en Grozny y ejecutando a cualquier disidente político que reclamase la soberanía de Ucrania. Sin armas para los ucranianos habría muchas menos víctimas rusas, pero indudablemente muchas más ucranianas, tanto durante la guerra como durante la posterior gobernanza del país a través de un reyezuelo prorruso avalado por el ejército de Putin.
Y el segundo argumento es que, aunque no se tiren bombas desde aviones, no hay auténtica paz en un territorio ocupado. Un Estado soberano denigrado a la condición de provincia del imperio de un autócrata, no vive en paz. Vive bajo el terror del ocupante, con la violencia continua que implica la imposición de unas autoridades ilegítimas que con toda certeza usarán la violencia física para reprimir salvajemente cualquier disidencia. Si no, que se lo digan a los chechenos, torturados y sometidos por el carnicero islamista de Kadyrov, el reyezuelo al que Putin colocó al frente de Chechenia, y un sujeto tan siniestro que, cuando se le afea la salvaje represión contra los homosexuales que lleva a cabo en ese territorio, responde que "en Chechenia no hay gays".
Un detalle: leyendo twitter he encontrado no pocos mensajes (en cuentas españolas) de apoyo directo a Putin y también a Kadyrov, quien hace unos días decía que deben usarse armas nuclearse en Ucrania para ganar la guerra. El perfil de muchos de sus simpatizantes respondía a troles de extrema derecha que se ven reflejados en la derecha rancia, imperialista, tradicionalista, religiosa y homófoba que representa Putin. Pero había bastantes que también realizaban propaganda antivacunas y defendían tesis delirantes sobre el origen del COVID o su inexistencia, metiendo por supuesto a Bill Gates en el ajo. Los sociólogos deberían estudiar a esa clase de especímenes que tienden a asumir las tesis más estrambóticas que se les presentan precisamente porque son absolutamente estrambóticas, y presentan a Putin como libertador del mundo a la vez que defienden que estamos siendo gaseados con los chemtrails y nos meten chips en las vacunas. Sé que muchos de quienes han criticado a Yolanda Díaz no entran dentro de este perfil, sino que tan solo son pacifistas que viven totalmente fuera de la realidad, pero por supuesto los cosnpiranoicos delirantes también la han puesto a parir.
Es por todo ello que Yolanda Díaz se está limitando a defender algo tan justo y noble como el apoyo a un pueblo que está haciendo frente a la invasión imperialista de un autócrata, un apoyo que está siendo imprescindible para evitar que toda Ucrania caiga en manos de Putin y éste pueda ejecutar sus razzias contra los "nacionalistas" (así llama a los ucranianos que quieren vivir en un Estado soberano libre de Rusia). Y es que, pese a lo obvio que resulta, hay quien no entiende que si un tío se mete con una barra de hierro en tu casa y dice que a partir de ahora es suya, no tienes más opción que enfrentarte a él o ser su esclavo. Y para enfrentarte a él necesitas un arma. Y tu vecino será listo si te la proporciona, no solo porque es de justicia, sino porque si el ocupante ve que ha podido invadir tu casa fácilmente, luego irá a por la suya.