Inseguridad ciudadana y dogmatismo
Vives en un barrio de clase trabajadora que se ha ido degradando más y más con los años. El 90% de los vecinos (incluida la inmensa mayoría de población inmigrante que se parte el lomo haciendo cosas como recoger limones por 1000 euros al mes) es gente honrada. Pero en tu plaza hay grupos de toxicómanos y borrachos que se tiran toda la noche vociferando sin que la policía local (cuya plantilla está en cuadros porque el gobierno local del PP lleva lustros sin cubrir las jubilaciones de agentes) se digne a venir. También hay unos cuantos narcopisos con el consiguiente trasiego y la delincuencia asociada a la esclavitud de la droga (hurtos y robos para pagarse la dosis), grupos de jóvenes sin oficio que se dedican a la pequeña delincuencia y un buen número de pisos patera (tanto de población inmigrante como nacional) con fiestas, música, trifulcas...a cualquier hora de la noche, con idéntica pasividad de la policía local. Y tú tienes que levantarte cada mañana para ganarte la vida y seguir tirando del carro.
En esa tesitura te vienen dos políticos. Uno te dice que si pides acción policial para proteger tu derecho al descanso y a disfrutar de seguridad en la calle y en tu bloque, estás comprando el marco discursivo de la ultraderecha. Y te lo dice desde su chalet exclusivo donde vive como Dios teorizando sobre los micromachismos. El otro (que vive en un chalet todavía mejor) siente casi idéntico desprecio por ti que por los rateros y camellos de tu barrio, y quiere exprimirte todavía más de lo que ya estás quitándote los pocos derechos sociales y laborales que tienes...pero te abraza y te dice que aplicará mano dura en tu barrio para protegerte. Si eres una persona sin conocimientos ni formación política mínimamente profundos ¿A quién harás caso? Pues al que, a simple vista, no parece que se esté riendo en tu cara de tus problemas.
Me llama poderosamente la atención que ningún partido defienda, de forma simultánea, un incremento de los efectivos y la presencia policial para proteger a la gente decente de los barrios populares y, a la vez, medidas de justicia social para dar oportunidades y sacar del hoyo a toda la gente humilde (sobre todo jóvenes) que se ve abocada a la delincuencia por falta de oportunidades. Es una dicotomía absurda que sólo beneficia a la ultraderecha. Porque la gente tiene derecho a descansar en su casa y caminar por las calles sin miedo, y en no pocos barrios de España esto es imposible. Y que un pijoprogre te niegue el problema cuando tú lo sufres y él no, evidentemente te provoca un notable rechazo hacia lo que representa. Y los trileros miserables de Vox (que quieren que trabajes de sol a sol por 600 euros y te busques la vida en la sanidad privada si tienes una enfermedad grave, porque el dinero debe estar en los bolsillos de los ricos y no en servicios públicos) se aprovechan.
La mejor vacuna contra la delincuencia es la justicia social, pues quien tiene oportunidades para vivir honradamente y con los recursos que precisa para una existencia digna, no se mete en ese mundo (salvo casos muy residuales). Por eso las políticas progresistas son clave para, entre otros muchos problemas, eliminar la delincuencia. Pero mientras tanto, hay que proteger a la ciudadanía, y abrazar dogmas desde una burbuja dorada es la mejor política para reforzar a la ultraderecha. Tan grave como maximizar el problema (cosa que hace Vox) es negarlo o minimizarlo. Porque la realidad es la realidad, y meter la cabeza bajo el ala no hace que desaparezca. Vox lo sabe y sacará una buena tajada de ello en estas elecciones.