La mejor vacuna contra la delincuencia es la justicia social, pues quien tiene oportunidades para vivir honradamente y con los recursos que precisa para una existencia digna, no se mete en ese mundo (salvo casos muy residuales).

Hoy en día existe bastante consenso en la criminología en que la causa del delito es multifactorial.

La pobreza es un factor muy poco determinante.

Y, por el mismo motivo: no hay una solución única que mágicamente vaya a resolver el problema, sino que se tiene que atacar desde distintos frentes (educación, urbanismo, asistencia social, legislación, sistema judicial y penitenciario, cambios en el modelo policial...).