Génesis del PADEFO - una historia de hienas y borregos

Se ha hablado largo y tendido en ORANGETERAPY acerca del PADEFO, del Eloi, de las hienas, leones y buitres en la empresa. He de hablar ahora su origen, y para ello hemos de repasar un par de conceptos:

Sindicatos: nacidos con la convicción de que la asociación de los obreros contra el patrono, la unión de los trabajadores supuso y trajo concesiones "inaceptables" como la jornada de 8h, descanso en sábado y domingo, y ¡cielos! el derecho a una baja remunerada, fueron corrompidos desde los años 70 al comenzar recibir fondos públicos por un lado, y de la propia patronal por el otro, ya sea en forma de liberados, o cediendo material, instalaciones o lo que surja. Ahora son instrumentos de control al servicio de la empresa y el gobierno, no sirven al trabajador para defender sus derechos ante el abuso de la patronal.

CAPEX: Capital Expenditure. Este acrónimo es divertido, porque se trata de costes debidos a inversión realizada, como inmuebles o equipamiento, costes por adquisición, flota (coches, etc).
OPEX: Operational Expenditure. Es el coste de las operaciones, como alquileres, sueldos de empleados y la contribución realizada a planes de pensiones, gas, luz, inversion en I+D, gastos de administración, impuestos y viajes

Cosas curiosas de estos tiempos:
1) las empresas tienden a externalizar sus departamentos, dado que los empleados y el coste que supone a la empresa, en vez de contabilizarlo como OPEX, se considera CAPEX.
2) La externalización de los departamentos precariza al trabajador y sus condiciones laborales. A la empresa arrendadora de un servicio de un tercero, no tiene por qué temblarle el pulso rescindiendo un contrato.
3) En total sale más caro, pero el empresaurio no tiene que afrontar huelgas, aunque desaparezca el Know-How y se puede concentrar "en el negocio".

Nadie recuerda que en Banca (BBVA, Sabadell, Caixa), o en Repsol, Gas Natural o Inditex haya habido huelgas. Nadie recuerda que en sectores fuertemente industrializados hayan huelgas desde las de Astilleros. Y ya en astilleros ya solo hay poca o ninguna carga de trabajo, y nadie para ir a la huelga.

Porque ha calado el mensaje de "es lo que hay" tras precarizar el empleo. Porque nos la han metido doblada. Nadie recuerda qué es un trabajo fijo en "cliente final" (eufemismo de los consultores para denominar una posición abierta en una empresa fuera del área de servicios), o que te paguen las horas extra.

La externalización de los servicios ha destruído la unión frente a la empresa, con el argumento de "la cosa está muy mal", "hemos de reestructurar, pero tranquilo que hay un plan de carrera", "has de mirar por ti", "el año que viene si curras como un negro pago la casa de 2 hectareas con piscina olímpica... ups, te subo un 10% y a tus compañeros no". Podrá el sindicalista decir que eso no es justo y que todos a una, y dirá el capitalista que eso es precisamente fomentar la meritocracia.

No hay huelgas porque está todo externalizado, se evade tanto la responsabilidad personal como la de la empresa. En un punto en el que nadie es responsable de nada y el trabajador y la fuerza laboral no representa nada en términos macroeconómicos (la burbuja especulativa tiene un tamaño monetario de 125 veces la real), en un entorno donde hay sobreproducción y sobra gente (no nos engañemos, al final somos más gente, que es más productiva cada década, haciendo al modelo insostenible a largo plazo). He de recordar que como sociedad tenemos altos índices de insatisfacción no solo personal, sino que estamos reducidos a vender nuestro tiempo generando deuda y seguros, lo que la banca de inversión tituliza como derivados y colaterales a partir de seguros de salud, tarjetas de crédito e hipotecas. Esto lleva a no necesitar al trabajador para generar riqueza, solo generadores de deuda para especular.

Y si nadie consume, si nadie trabaja ¿como piensa el monstruo neocon seguir adelante, cuando todo se basa en el intercambio dado por la escasez de unas materias primas o bienes manufacturados y abundancia de otras? Pues es una excelente pregunta. La miserabilidad moral y el cortoplacismo observado indica que no hay ningún plan salvo la huída hacia adelante.

Diría que lo mejor es rebelarse y comenzar a rebanar pescuezos en aras de un mundo más justo, pero hasta ahora mismo, y en ausencia de soluciones evidentes que lleven al hedonismo de la distopía de Huxley en "Un Mundo Feliz", o a una arcadia feliz donde aten perros con longanizas, casi que preferiría el downshifting: desapalancarnos financieramente y joder al sistema donde más le duele: reduciendo nuestra deuda personal a lo mínimo para que no puedan especular con nuestras vidas

Mientras, las Kelis están empezando ya a organizarse por su cuenta y a rebelarse contra el sistema, con lo cual, con sus sueldazos de 600 eurazos, amenazan el paradigma de la precarización laboral, ponen en jaque y en evidencia a los sindicatos, y de paso a los beneficios. Quizá aun hay esperanza, la historia siempre se repite.