Que tomen nota en Bruselas de cara a negociar con los británicos, no terminemos perdiendo trabajos para luego comprarles los coches a los hijos de la gran Bretaña.
Es que en Cataluña a parte del tema del coronavirus la gestión política es un sindios, donde cualquier inversionista extranjero puede pensar que no hay legalidad jurídica con un gobierno tan exaltado y nacionalista.
Nadie querrá invertir si sigue el camino del desastre nacionalista.