Análisis | A reloj parado, manda Mariano
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Algún día los intelectuales indepes deberán examinar hasta qué punto fue la falta de visión de su dirigencia el factor fundamental que hizo colapsar el autogobierno. La consecuencia inmediata de aplazar la sesión de investidura es diáfana: se para el reloj, no corre ningún plazo. Ni para una segunda investidura, ni para la convocatoria automática de elecciones a los dos meses (caso de no entronizarse un president y un Govern). Ni para empezar a contar un año antes de una convocatoria voluntaria (no automática) a urnas.