Bueno, a lo mejor la solución sería una prohibición con demora. Se les permite a los actuales seguir ejerciendo durante diez años, sin permitir nuevas incorporaciones (ningún nuevo rejoneador ni banderillero, etc). Pasados esos años, se cierra el grifo y punto pelota.
Otra forma es la que se hizo con la minería. Simplemente se cerró el grifo y se envió a todos a casa con sueldo pagado pero sin ir a trabajar. Pues ahora lo mismo, se les garantiza el mismo sueldo que su último año pero estando en casa y sin poder ejercer (ni aquí ni en el extranjero, por cierto). Esto último es más problemático, porque suscitaría quejas, pero yo estaría de acuerdo en pagar de mis impuestos durante algunos años para que la tortura contra los toros desaparezca. El uso alternativo de plazas de toros como centros comerciales, como lugares de conciertos, etc. podría ayudar a financiar los sueldos de los jubilados profesionales del toreo.
En fin, que ideas no faltan. Lo que falta es voluntad política.
@Marsupilami Pues me parece una buena solución, cualquiera de las dos que expones, amigo. El caso es no dejar desamparadas a las familias que viven de eso. A mi incluso se me ocurre otra, sería obligar a los ganaderos a que les contrataran de forma fija en tareas de sus fincas, haciendo un reparto. Al fin y al cabo, son gente a la que les gusta estar en contacto con el toro.
Museos de la tauromaquia, cambio de las reglas para evitar la sangre en la faena, safaris fotográficos por las dehesas repletas de toros bravos...
Goya dibujó saltadores, los recortadores que no quieren poner más rejones ponen la mano en la cerviz del toro... hay multitud de cosas que se pueden hacer frente a un toro bravo que demuestran la valentía del torero sin necesidad de hacer daño al toro y sin perder ni seriedad ni belleza en una fiesta renovada.
Bueno, a lo mejor la solución sería una prohibición con demora. Se les permite a los actuales seguir ejerciendo durante diez años, sin permitir nuevas incorporaciones (ningún nuevo rejoneador ni banderillero, etc). Pasados esos años, se cierra el grifo y punto pelota.
Otra forma es la que se hizo con la minería. Simplemente se cerró el grifo y se envió a todos a casa con sueldo pagado pero sin ir a trabajar. Pues ahora lo mismo, se les garantiza el mismo sueldo que su último año pero estando en casa y sin poder ejercer (ni aquí ni en el extranjero, por cierto). Esto último es más problemático, porque suscitaría quejas, pero yo estaría de acuerdo en pagar de mis impuestos durante algunos años para que la tortura contra los toros desaparezca. El uso alternativo de plazas de toros como centros comerciales, como lugares de conciertos, etc. podría ayudar a financiar los sueldos de los jubilados profesionales del toreo.
En fin, que ideas no faltan. Lo que falta es voluntad política.