@omoloc Y así, por este camino, la reacción masculina a la que asistimos en nuestros días podría, incluso, acabar siendo una prueba de lo mucho que estamos avanzando. Este tipo de perspectivas son peligrosamente acríticas y cierran la puerta a la posibilidad de hacernos estas preguntas: ¿qué les pasa hoy a los hombres? ¿Qué malestares masculinos está politizando Vox? ¿Qué cosas no estamos nombrando? ¿Cómo podemos convencer a los hombres? ¿Cómo podemos ayudarles a cambiar?
www.mediatize.info/tema/feminismo/contra-extrema-derecha-feminismo-tod
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Estas preguntas son hoy urgentes, pero, para abordarlas, necesitamos salir del identitarismo en el que están encalladas algunas perspectivas feministas. Bajo los marcos de un feminismo que siempre esté a la defensiva con el desdibujamiento de su sujeto identitario —es decir, de las mujeres—, las cuestiones relativas a la masculinidad suelen ser entendidas como un asunto que nos es ajeno y que les compete por completo a otros. Ese desentendimiento, defendido a menudo como una victoria, es, en realidad, una gran renuncia. Supone abandonar un problema social que justamente el feminismo está en condiciones de pensar con lucidez y de abordar eficazmente. La tentación de una mirada esencialista es, incluso, naturalizar la reacción masculina, darla por descontada, no necesitar siquiera explicarla, convertirla en un hecho inevitable. ¿Hasta qué punto no son todos esos hombres que votan a Vox la consecuencia automática del hecho de que los estamos destronando? Ladran, luego cabalgamos.