Perdón por volver a opinar pero este párrafo me ha hecho reflexionar, cito textualemente:
Son los niños que dejan que un matón torture a un compañero de clase, los padres que prefieren no enterarse, los oficinistas que admiten el acoso a un colega, los vecinos que hacen oídos sordos al ruido de golpes y llantos que se cuela a través de las paredes, o que secundan a un presidente despiadado y se niegan a poner una rampa en el portal que permitiría salir a la calle al vecino en silla de ruedas.
Y digo yo que en aras a la igualdad, el anterior párrafo también tendría que contemplar que el matón fuera una matona, los padres fueran padres y madres... El párrafo quedaría así::
Son los niños o niñas que dejan que un matón o matona torture a un compañero o compañera de clase, los padres o madres que prefieren no enterarse, los o las oficinistas que admiten el acoso a un colega o una colega, los vecinos o vecinas que hacen oídos sordos al ruido de golpes y llantos que se cuela a través de las paredes, o que secundan a un presidente despiadado o una presidenta despiadada y se niegan a poner una rampa en el portal que permitiría salir a la calle al vecino o vecina en silla de ruedas.
¿O es que no existen niñas matonas, vecinas que hacen oídos sordos o presidentas despiadadas?
Son los niños que dejan que un matón torture a un compañero de clase, los padres que prefieren no enterarse, los oficinistas que admiten el acoso a un colega, los vecinos que hacen oídos sordos al ruido de golpes y llantos que se cuela a través de las paredes, o que secundan a un presidente despiadado y se niegan a poner una rampa en el portal que permitiría salir a la calle al vecino en silla de ruedas.
Y digo yo que en aras a la igualdad, el anterior párrafo también tendría que contemplar que el matón fuera una matona, los padres fueran padres y madres... El párrafo quedaría así::
Son los niños o niñas que dejan que un matón o matona torture a un compañero o compañera de clase, los padres o madres que prefieren no enterarse, los o las oficinistas que admiten el acoso a un colega o una colega, los vecinos o vecinas que hacen oídos sordos al ruido de golpes y llantos que se cuela a través de las paredes, o que secundan a un presidente despiadado o una presidenta despiadada y se niegan a poner una rampa en el portal que permitiría salir a la calle al vecino o vecina en silla de ruedas.
¿O es que no existen niñas matonas, vecinas que hacen oídos sordos o presidentas despiadadas?