Supongo que todos estaremos de acuerdo en que, en este país, difícilmente habrá alguien más populista que Esperanza Aguirre, y que represente una mayor expresión de la política entendida como un espectáculo.

Además de utilizar la mentira como recurso discursivo de manera compulsiva, haber sido el epicentro de un cataclismo corrupto en la Comunidad de Madrid, y representar un estereotipo manido de personaje público despótico y caciquil que nos haría a todos un gran bien desapareciendo. Incluso a los de su propia cuerda ideológica. Si es que se puede llamar "ideología" ese compendio de falacias que se sustentan en la más profunda hipocresía que tiene en la cabeza un ser tan estrafalario, impresentable y amiga íntima del patetismo. Una mezcla indigesta entre Jesús Gil y Berlusconi.

Solo le concedo que la acción de calificarla exige superlativos, como el Everest.

#1 #2 #3 #4 #5 Gran criterio veo se destila por aquí... gracias por comentar.