1.- Hitler, con su "mantra" de que la Unión Soviética era una casa de naipes, que se desmantelaría al primer soplido; y que el Ejército Rojo estaba en las últimas, a punto de agotarse, exigió de sus hombres una resistencia a ultranza frente a la contraofensiva rusa (5 de Diciembre) y, consecuentemente a sus ideas, no se había asegurado de que recibieran material de abrigo adecuado, ni de que prepararan con antelación cuarteles para invernar (decía que si el ejército contaba con trincheras para retirarse, nadie pararía el retroceso y acabaría en huida). Como al final la Wehrmacht hubo de retirarse, Hitler lo achacó a no haber seguido sus órdenes de resistir a toda costa. Destituyó a Walter von Brauchitsch y se nombró a sí mismo Comandante Supremo, y se atribuyó el mérito de haber conseguido, con su energía, estabilizar el frente.
Aún a día de hoy, muchos historiadores consideran que la actitud de Hitler en la retirada fue un acierto (compensando hasta cierto punto la imprevisión anterior de no preparar la Campaña de Invierno); pero el relativo éxito conseguido en la retirada ante Moscú reafirmó las opiniones del Führer sobre la superioridad de la “Voluntad de Victoria” sobre cualquier ventaja de las fuerzas enemigas. Hay gente que cita esto como un error de Hitler que contribuyó a la derrota en Stalingrado. Por supuesto, su falta de flexibilidad y de conocimientos estratégicos colaboraron al desastre; pero, sin duda, la retirada que proponen quienes dicen esto no era ya una alternativa a finales de Noviembre de 1942.
2.- Por no decir que, además, hubiera supuesto un Pronunciamiento Militar contra el Führer. En 1942, no tenía ninguna posibilidad. El Golpe de Julio de 1944, con los rusos a las puertas de Alemania, fracasó… imagínense dos años antes, cuando la opinión pública alemana creía tener la guerra casi ganada. De haber conseguido escapar a la aniquilación por los soviéticos (problemático) los comandantes del 6º Ejército hubiesen sido arrestados y fusilados.
3.- Generalmente, como ya he dicho, los relatos que han llegado a nuestros medios son los de los Aliados Occidentales y de los generales alemanes capturados por ellos, que tenían buenas razones para a) tratar de culpar a Hitler y b) contentarles en sus declaraciones, poniendo por las nubes a los ejércitos inglés y americano, mientras que insistían en que el Ejército Rojo sólo había vencido por su inmensa superioridad en hombres y medios (casualmente, el mismo relato de la Prensa franquista durante 1942-44) y por las "cagadas" de Hitler. Pero no, la trampa de Zhúzov y Vasilevsky estaba muy bien montada, y se había previsto una operación de rescate.
4.- La operación autorizada por Hitler no incluía una retirada de las tropas de Stalingrado, sino la apertura de un corredor para que el 6º Ejército pudiese ser abastecido, sin dejar sus posiciones. Eso incluía la posibilidad de que Paulus ordenara un ataque conjuntado con la aproximación de von Manstein para establecer contacto. Tras la guerra, hubo una polémica entre von Manstein (que defendía que el 6º Ejército no realizó a tiempo ese ataque) y Paulus, que decía que nunca había recibido la palabra clave “Trueno” para desencadenar la ofensiva.La postura de Paulus quedó un tanto debilitada para el mundo occidental, pues hablaba desde más allá del “Telón de Acero”, pero no cabe duda de que tenía razón: nunca recibió la palabra clave. En mi opinión, von Manstein (que sabía que el 6º Ejército fue un peón sacrificado para salvar a la Wehrmacht de un desastre aún mayor) quiso aprovechar que Paulus estaba muy desacreditado en Occidente para lavar su propia imagen.
5.- El relato heroico construido luego por la propaganda alemana (hasta el 15 de Enero no se informó de la delicada situación de las tropas de Stalingrado, y sólo tres o cuatro días antes de su rendición se habló con franqueza de su situación desesperada. Puede leerse en la hemeroteca de ABC o La Vanguardia) decía que los parlamentarios que ofrecían la rendición “fueron recibidos a tiros”; por su parte los soviéticos informaron de que se les llevó al Cuartel General, pero no les recibió Paulus, sino Arthur Schmidt, Jefe de Estado Mayor del 6º Ejército, y las condiciones fueron rechazadas de inmediato. Estas historias contribuyeron a hacer creer que Paulus estaba gobernado por su “genio malo”, Schmidt, que poco menos que le convenció de que no debía oponerse a las órdenes de Hitler.
6.- El Mariscal de Campo (recién ascendido) Paulus no se encontraba en la habitación donde los enviados del general Mikhail Shumilov negociaban con Arthur Schmidt los términos de la rendición. Posteriormente afirmó que había sido “capturado por sorpresa”. No está claro si se trataba de un intento de negar su rendición para salvar la cara o se encontraba en un estado de colapso nervioso. [Imagen: Paulus momentos después de su captura]
7.- Hube, que había perdido un brazo en la Primera Guerra Mundial, era uno de los generales a los que respetaba Hitler. Intentó explicarle la situación y, al parecer, sugirió a Hitler que traspasara el Mando Supremo del Ejército a manos de un general (von Manstein era el candidato obvio) de manera que, si se perdía el 6º Ejército “su prestigio no sufriese”; también habló de la conveniencia de “acabar con la guerra”. Hitler no hizo ni caso, y habló de nuevos intentos de romper el cerco y de un ataque con 375 blindados (125 más que en la “Operación Tormenta de Invierno”). Cuando, antes de volver al Kessel el 9 de Enero, Hube fue a ver a von Manstein, éste (que tenía más que claro que el 6º Ejército estaba condenado) se asombró que Hube se hubiese convencido de que ese plan tenía alguna posibilidad de éxito.
8.- Los aduladores de Hitler estaban alarmados. Keitel llegó a darle un puñetazo a Behr a espaldas del Führer para que se callase y no preocupase al Führer.
#2
Hitler tenia el concepto de la inferioridad de los eslavos y judíos, y creía que la Unión Soviética era una estructura podrida que se derrumbaría nada más atacarla. Además el patético desempeño de los soviéticos en su guerra contra Finlandia en 1939 apoyó su idea.
Pero, vamos, el error de juicio fue monumental. No solo por infravalorar los recursos materiales de la URSS, sino también su capacidad de sacrificio. Aunque en esto, pocos en 1941 opinaban de otra manera. Inglaterra y EEUU también pensaban que la URSS perdería la campaña en el primer año de guerra.
Curiosamente, el embajador búlgaro en Moscú opinaba de otra manera. Cuando Stalin sondeó la posibilidad de que Bulgaria (que estaba adherida al Pacto Tripartito con Alemania et al) mediara entre ambos, el embajador no quiso: "Ustedes ganarán la guerra. Aunque se retiren a los Urales, ganarán la guerra "
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Aún a día de hoy, muchos historiadores consideran que la actitud de Hitler en la retirada fue un acierto (compensando hasta cierto punto la imprevisión anterior de no preparar la Campaña de Invierno); pero el relativo éxito conseguido en la retirada ante Moscú reafirmó las opiniones del Führer sobre la superioridad de la “Voluntad de Victoria” sobre cualquier ventaja de las fuerzas enemigas. Hay gente que cita esto como un error de Hitler que contribuyó a la derrota en Stalingrado. Por supuesto, su falta de flexibilidad y de conocimientos estratégicos colaboraron al desastre; pero, sin duda, la retirada que proponen quienes dicen esto no era ya una alternativa a finales de Noviembre de 1942.
2.- Por no decir que, además, hubiera supuesto un Pronunciamiento Militar contra el Führer. En 1942, no tenía ninguna posibilidad. El Golpe de Julio de 1944, con los rusos a las puertas de Alemania, fracasó… imagínense dos años antes, cuando la opinión pública alemana creía tener la guerra casi ganada. De haber conseguido escapar a la aniquilación por los soviéticos (problemático) los comandantes del 6º Ejército hubiesen sido arrestados y fusilados.
3.- Generalmente, como ya he dicho, los relatos que han llegado a nuestros medios son los de los Aliados Occidentales y de los generales alemanes capturados por ellos, que tenían buenas razones para a) tratar de culpar a Hitler y b) contentarles en sus declaraciones, poniendo por las nubes a los ejércitos inglés y americano, mientras que insistían en que el Ejército Rojo sólo había vencido por su inmensa superioridad en hombres y medios (casualmente, el mismo relato de la Prensa franquista durante 1942-44) y por las "cagadas" de Hitler. Pero no, la trampa de Zhúzov y Vasilevsky estaba muy bien montada, y se había previsto una operación de rescate.
4.- La operación autorizada por Hitler no incluía una retirada de las tropas de Stalingrado, sino la apertura de un corredor para que el 6º Ejército pudiese ser abastecido, sin dejar sus posiciones. Eso incluía la posibilidad de que Paulus ordenara un ataque conjuntado con la aproximación de von Manstein para establecer contacto. Tras la guerra, hubo una polémica entre von Manstein (que defendía que el 6º Ejército no realizó a tiempo ese ataque) y Paulus, que decía que nunca había recibido la palabra clave “Trueno” para desencadenar la ofensiva.La postura de Paulus quedó un tanto debilitada para el mundo occidental, pues hablaba desde más allá del “Telón de Acero”, pero no cabe duda de que tenía razón: nunca recibió la palabra clave. En mi opinión, von Manstein (que sabía que el 6º Ejército fue un peón sacrificado para salvar a la Wehrmacht de un desastre aún mayor) quiso aprovechar que Paulus estaba muy desacreditado en Occidente para lavar su propia imagen.
5.- El relato heroico construido luego por la propaganda alemana (hasta el 15 de Enero no se informó de la delicada situación de las tropas de Stalingrado, y sólo tres o cuatro días antes de su rendición se habló con franqueza de su situación desesperada. Puede leerse en la hemeroteca de ABC o La Vanguardia) decía que los parlamentarios que ofrecían la rendición “fueron recibidos a tiros”; por su parte los soviéticos informaron de que se les llevó al Cuartel General, pero no les recibió Paulus, sino Arthur Schmidt, Jefe de Estado Mayor del 6º Ejército, y las condiciones fueron rechazadas de inmediato. Estas historias contribuyeron a hacer creer que Paulus estaba gobernado por su “genio malo”, Schmidt, que poco menos que le convenció de que no debía oponerse a las órdenes de Hitler.
6.- El Mariscal de Campo (recién ascendido) Paulus no se encontraba en la habitación donde los enviados del general Mikhail Shumilov negociaban con Arthur Schmidt los términos de la rendición. Posteriormente afirmó que había sido “capturado por sorpresa”. No está claro si se trataba de un intento de negar su rendición para salvar la cara o se encontraba en un estado de colapso nervioso. [Imagen: Paulus momentos después de su captura]
7.- Hube, que había perdido un brazo en la Primera Guerra Mundial, era uno de los generales a los que respetaba Hitler. Intentó explicarle la situación y, al parecer, sugirió a Hitler que traspasara el Mando Supremo del Ejército a manos de un general (von Manstein era el candidato obvio) de manera que, si se perdía el 6º Ejército “su prestigio no sufriese”; también habló de la conveniencia de “acabar con la guerra”. Hitler no hizo ni caso, y habló de nuevos intentos de romper el cerco y de un ataque con 375 blindados (125 más que en la “Operación Tormenta de Invierno”). Cuando, antes de volver al Kessel el 9 de Enero, Hube fue a ver a von Manstein, éste (que tenía más que claro que el 6º Ejército estaba condenado) se asombró que Hube se hubiese convencido de que ese plan tenía alguna posibilidad de éxito.
8.- Los aduladores de Hitler estaban alarmados. Keitel llegó a darle un puñetazo a Behr a espaldas del Führer para que se callase y no preocupase al Führer.
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Hitler tenia el concepto de la inferioridad de los eslavos y judíos, y creía que la Unión Soviética era una estructura podrida que se derrumbaría nada más atacarla. Además el patético desempeño de los soviéticos en su guerra contra Finlandia en 1939 apoyó su idea.
Pero, vamos, el error de juicio fue monumental. No solo por infravalorar los recursos materiales de la URSS, sino también su capacidad de sacrificio. Aunque en esto, pocos en 1941 opinaban de otra manera. Inglaterra y EEUU también pensaban que la URSS perdería la campaña en el primer año de guerra.
Curiosamente, el embajador búlgaro en Moscú opinaba de otra manera. Cuando Stalin sondeó la posibilidad de que Bulgaria (que estaba adherida al Pacto Tripartito con Alemania et al) mediara entre ambos, el embajador no quiso: "Ustedes ganarán la guerra. Aunque se retiren a los Urales, ganarán la guerra "