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Rob_Ben_Gebler
Ahora os cuento una anécdota que conozco de primera mano sobre cómo las gastaba "Chaquetero", es decir, Don Juan.

A finales de los ochenta o principios de los noventa apareció una pequeña nota en la prensa que informaba de que Don Juan, navegando en su yate (tuvo varios, el "Giralda", el "Saltillo", el "Giralda II")...) había entrado en aguas restringidas de la Armada, le había salido al paso una patrullera, que le intimó a retirarse. Don Juan tuvo que irse de la zona, pero posteriormente dirigió un escrito de protesta, y la Armada le presentó sus excusas y admitió que podía navegar por donde quisiese.

Hasta aquí, la prensa.

Yo había estado en la "mili" en la Marina de Guerra Española (qué chulo ¿eh?) pocos años antes, destinado en una base de comunicaciones muy importante. Por allí pasaban comunicaciones reservadas, secretas y, aunque yo estaba de sanitario, algunas (muchas) cosas se sabían.

Como yo aún conservaba "mano" con algunos ex-compañeros, me contaron la historia completa.

El hecho había ocurrido en un islote del Mediterráneo Occidental, por allí por las Pitiusas (no me dijeron la localización concreta, por lo que veréis ahora) donde la Armada tenía instalada una especie de cala sumergida que servía para fondear algún submarino y realizar reparaciones menores; y, en tiempo de guerra, podría servir para tender emboscadas a una flota enemiga que pasase por allí. Era pequeña, nada que ver con las instalaciones que vemos en las películas bélicas, pero podían caber uno o dos de los submarinos que tenía España, que no eran muy grandes.

Obviamente, era una instalación secreta, y se impedía el paso rigurosamente a cualquiera que se acercase.

Pues "Chaquetero", que no conocía el caladero, se acercó por allí con su yate a hacer el zángano (beber martinis, pescar, etc) y le salió al paso una patrullera, como he dicho, que le obligó a largarse con viento fresco, no sin que Don Juan le montara un pollo a los pobres marinos("¿usted no sabe con quién está hablando?" y tal) que, educados pero inflexibles, le dijeron que les daba igual quién fuera, que tenían órdenes de que no pasara nadie, y no pasaba nadie.

Se fue, pero luego dirigió una carta a los Altos Mandos de la Armada y montó un pitoste de calibre trece: "Que si soy Almirante de la Armada" (era Almirante Honorario desde 1978) "Que si soy el Conde de Barcelona"; "Que si soy el padre del Rey"

El caso es que la Armada, como he dicho, se bajó los calzones y le pidió disculpas, reconociendo públicamente que podía ir a hacer el zángano en su yate de recreo por donde le diera la gana, instalaciones secretas incluidas.

Debo añadir aquí que, por supuesto, en cualquier Ejército serio, en una instalación secreta, cuyo acceso está restringido, nadie no autorizado puede entrar si no lo permite el oficial al mando.

Es decir: en las películas, llega un tío diciendo que es el Mariscal Fulanito, da cuatro gritos y cuando el de la puerta dice que no puede, le amenaza con decírselo al comandante de la base (que dice que es amigo suyo, o su yerno) y que va a acabar en una trinchera. El de la puerta se ablanda y le deja pasar.

En la vida real, los de seguridad están muy advertidos: nadie pasa sin estar autorizado o sin que el comandante a cargo lo permita. NADIE. Y mucho menos un Almirante "de pegote" como éste.

Pero claro ¿quién dice que tuviéramos un ejército serio, al menos por entonces? Y ¿quién dice que los Borbones han asumido alguna vez lo de "como un español más" que nos repetían machaconamente la prensa "lametraserillos"?

P.S: Mañana o pasado os cuento lo de los castigos del "Preparao", que no me olvido
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macarty
#4 soy todo ojos :-)
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krzysiu
#6 krzysiu
 *
#4 Una anécdota muy ilustrativa, espero la próxima
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