0.- La imagen corresponde a la portada del 17 de Abril de 1898 de un semanario antidreyfusista y muy conservador, "Le Pilori". Se muestra a un militar, que representa al Ejército, llevando a Zola de las orejas ante la "Cour d'assises" (Tribunal Penal) mientras es vitoreado por la ciudadanía, que le dice: "Bien hecho, general, y sobre todo no le suelte". El título de la caricatura "La Revancha" y los papeles por el suelo ("Cour de Cassation: Arrêt" "Corte de Apelación: Sentencia") también hacen referencia a lo que los redactores creían la derrota definitiva de los "dreyfussards".

1.- No sólo eso: en la instrucción de De Pellieux se lanzaba, como explicación a las sospechas sobre el comandante Esterhazy, la insidia de que el teniente coronel Picquart podía haber creado pruebas falsas para involucrarle; se abría, por lo tanto, el camino para la inculpación de este último por falsificación y calumnias.

2.- El Ministerio de Guerra (el ministro Jean-Baptiste Billot y el Jefe de Estado Mayor, Raoul Boisdeffre) se encontraban entre dos fuegos: celebrar el proceso a puerta cerrada, tras las sospechas de juego sucio generadas por el proceso Dreyfus, hubiera hecho arreciar las protestas de los dreyfusards y generado sospechas; pero permitir que declarasen algunos testigos -sobre todo Picquart- ante la Prensa, era suicida para el Ministerio. Así que se adoptó una postura intermedia: permitir declarar en público a los testigos civiles, pero desalojar el Tribunal en cuanto se llegase a las declaraciones militares o se tocase el tema del Espionaje.

3.- Creían haber cerrado todos los frentes, al menos desde el punto de vista legal: Dreyfus (que no tenía noticias de nada de esto, y además estaba enfermo) en su choza de Isla del Diablo; Picquart, el verdadero condenado en este juicio, será arrestado, expulsado del Ejército y encarcelado; Esterhazy, libre, se exilia en Londres (la prensa antisemita dirá que es para “huir de la injusta persecución de los judíos”). A partir de ahora, el Gobierno podrá oponer siempre lo de "Res iudicata pro veritate habetur": "La cosa juzgada se tiene por verdad".

4.- Zola trabajaba con "Le Figaro" habitualmente, y de hecho se habían publicado en este medio varios artículos suyos defendiendo a Dreyfus: "M. Scheurer-Kestner", "Le Syndicat", y "Procès-verbal". Aunque no causaron gran efecto en la opinión pública, provocaron un aluvión de protestas de lectores y subscriptores, y la dirección del periódico decidió prescindir del escritor. Zola pasó a colaborar con "L'Aurore", creado hacía sólo tres meses, y cuyos dirigentes compartían sus ideas progresistas. Se dice que la noche del 12 de Enero, cuando Zola leyó en la redacción el borrador de la página que, al día siguiente, sería portada del medio, todos los presentes (dirección y trabajadores) irrumpieron en un espontáneo y atronador aplauso. El periódico, que tenía unos 30000 números de tirada, sacó unas 300000 copias de este número.

5.- Por problemas de espacio, pondré aquí el enlace al artículo en español: es.wikisource.org/wiki/J’accuse…!. Es una obra maestra del periodismo: directo, claro, magistralmente escrito; sin embargo, leído con los hechos conocidos hoy, Zola exagera el papel de Du Paty de Claim, mientras que minimiza el de Mercier y silencia el rol de Hubert Henry, seguramente porque no tenía datos suficientes.

6.- Se hizo famoso el latiguillo del Presidente del Tribunal Albert Delegorgue: “La question ne sera pas posée” (“La pregunta no será tratada”) que fue repetida docenas de veces ante cualquier pregunta peligrosa para la acusación, en el sentido de cualquier cosa que hiciera surgir la duda sobre los procesos a Dreyfus o Esterhazy. En cambio, se permitió libremente a los testigos de la acusación cualquier declaración, por extraña al juicio que fuese. Por ejemplo, como en el Consejo de Guerra contra Dreyfus, se permitió que De Pellieux hiciese una afirmación sobre la existencia de una “Prueba decisiva contra Dreyfus” (se trataba del “Faux Henry”, cuyo descubrimiento veremos en otro episodio); o, en el colmo de la arbitrariedad, se permitió que los militares (concretamente Boisdeffre) hicieran un verdadero chantaje a la República amenazando con dimitir en bloque si se absolvía a Zola: "Si la nación no confía en los líderes de su ejército, en aquellos que son responsables de la defensa nacional, estamos listos para dejar esta pesada tarea a otros. Solo tenéis que decirlo". En estos momentos de pánico ante la posibilidad de una nueva guerra, todo un Golpe de Estado encubierto.

7.- La condena de Zola tuvo una inmensa repercusión en Europa, donde el escritor era una institución. Junto con la Revisión del Consejo de Guerra de Rennes, que veremos más adelante, indignó tanto a los círculos intelectuales y progresistas europeos que se planteó un boycott a la Exposición Universal de París de 1900; y gente tan importante como la Reina Victoria del Reino Unido protestó ante el gobierno francés.