1.- Aunque estaba firmemente convencido de su culpabilidad. Al parecer, durante Octubre de 1894 hizo llegar dos informes a sus superiores en los que decía “Parece cierto que no confesará…”; “quizás fuese conveniente abandonar las pesquisas […] tomando, sin embargo, las precauciones necesarias contra el capitán Dreyfus para impedirle todo posible contacto con los agentes extranjeros”. En una palabra: Dreyfus es culpable, pero no sé si lo podré demostrar en un juicio. Igual es mejor renunciar a la acusación y destinarlo a alguna tierra perdida del Imperio Francés.
Puede ser también, como algunos han sugerido, que Du Paty buscase un revulsivo... como una filtración, por ejemplo, como la que se provocó luego.
2.- Incluyendo frases enteras del “Bordereau”. Durante el juicio, Du Paty declaró que había observado reacciones como temblor en la pierna, nerviosismo, etc. Incluso trató de provocarlas, con preguntas como “¿Tiembla, capitán?” a lo que Dreyfus, que no sabía de qué iba todo, le respondió: “No, tengo frío”.
Durante el Consejo de Guerra se produjeron situaciones ridículas, como "expertos" de la acusación pretendiendo que la escritura de Dreyfus se había vuelto más ancha cuando comprendió que le hablaban del "Bordereau", mientras que otros defendían que, puesto que no se había puesto más nervioso, era señal de su culpabilidad, porque se había entrenado para ello.
3.- Forzinetti era un veterano militar (55 años) que había sido destinado, tras servir en Argelia, México, etc, a Prisiones Militares, donde llevaba 18 años. Dado que tenía que tener un trato cercano con Dreyfus (no se podía abrir la celda si no era en su presencia, tenía que inspeccionar personalmente dos registros al día…); y dada su experiencia con prisioneros, cuando adquirió la convicción de su inocencia la defendió con valor y honestidad en los juicios que siguieron. Eso le costó la persecución de la prensa antisemita y la pérdida de su pensión, lo que hizo pasar penurias a su familia; el Príncipe Alberto Iº de Mónaco le ayudó, nombrándole Consejero de varias empresas en Mónaco. Dreyfus declaró más adelante que le debía la vida; al animarle, una y otra vez -durante su prisión- a luchar por su inocencia, en lugar de optar por el suicidio.
4,. El 29 de Octubre, el periódico “La Libre Parole”, fundado y dirigido por uno de los más abyectos antisemitas de la Francia de la época, Édouard Drumont, publicó que un caso de espionaje había conducido a la detención de un oficial francés. En pocos días, otros medios se unen a la jauría (“Le Soir”, “L’Intransigéant”) y publican, no sólo el nombre del “culpable”, sino que ya ha confesado, y que el Gobierno trata de tapar el escándalo.
5.- Ver, en francés, en: fr.wikisource.org/wiki/Acte_d’accusation_contre_le_capitaine_Dreyfus
En realidad, toda la acusación descansa sobre rumores y cotilleos (salía con mujeres casadas, tenía deudas de juego, ambas cosas falsas) y elucubraciones sobre el carácter de Dreyfus: por ejemplo, su carácter reservado; sus preguntas incisivas durante los cursos; su defensa de su intimidad, son para Ormescheville pruebas de su culpabilidad. A falta de otras mejores, su dominio de dos o tres lenguas, e incluso su inteligencia, cuentan en contra.
Como prueba material -frágil prueba- sólo se dispone del "Bordereau". Ormescheville busca más desacreditar (o, directamente, no citar) a quienes tenían dudas sobre la identidad con la letra de Dreyfus, que a demostrar nada. Incluso la falta de pruebas físicas es indicio, para Ormescheville, de culpabilidad, pues indica que Dreyfus había hecho desaparecer todo…
6.- Aparte de su familia, y personas sin acceso a los medios, como Forzinetti, nadie creía por entonces en la inocencia de Dreyfus, o al menos no se atrevían a decirlo. La prensa se dividía en dos: los que lo condenaban de antemano, y con él al judaísmo, y quienes pedían que, al menos, se le juzgase. Las autoridades militares eran unánimes: Dreyfus era culpable. El Ministro de la Guerra, Mercier, llegó a declarar a un periodista de Le Figaro, Charles Leser, que “la culpabilidad de este oficial es segura, y tiene cómplices civiles” (en la imagen, captura del 28 de Noviembre de 1904).
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Puede ser también, como algunos han sugerido, que Du Paty buscase un revulsivo... como una filtración, por ejemplo, como la que se provocó luego.
2.- Incluyendo frases enteras del “Bordereau”. Durante el juicio, Du Paty declaró que había observado reacciones como temblor en la pierna, nerviosismo, etc. Incluso trató de provocarlas, con preguntas como “¿Tiembla, capitán?” a lo que Dreyfus, que no sabía de qué iba todo, le respondió: “No, tengo frío”.
Durante el Consejo de Guerra se produjeron situaciones ridículas, como "expertos" de la acusación pretendiendo que la escritura de Dreyfus se había vuelto más ancha cuando comprendió que le hablaban del "Bordereau", mientras que otros defendían que, puesto que no se había puesto más nervioso, era señal de su culpabilidad, porque se había entrenado para ello.
3.- Forzinetti era un veterano militar (55 años) que había sido destinado, tras servir en Argelia, México, etc, a Prisiones Militares, donde llevaba 18 años. Dado que tenía que tener un trato cercano con Dreyfus (no se podía abrir la celda si no era en su presencia, tenía que inspeccionar personalmente dos registros al día…); y dada su experiencia con prisioneros, cuando adquirió la convicción de su inocencia la defendió con valor y honestidad en los juicios que siguieron. Eso le costó la persecución de la prensa antisemita y la pérdida de su pensión, lo que hizo pasar penurias a su familia; el Príncipe Alberto Iº de Mónaco le ayudó, nombrándole Consejero de varias empresas en Mónaco. Dreyfus declaró más adelante que le debía la vida; al animarle, una y otra vez -durante su prisión- a luchar por su inocencia, en lugar de optar por el suicidio.
4,. El 29 de Octubre, el periódico “La Libre Parole”, fundado y dirigido por uno de los más abyectos antisemitas de la Francia de la época, Édouard Drumont, publicó que un caso de espionaje había conducido a la detención de un oficial francés. En pocos días, otros medios se unen a la jauría (“Le Soir”, “L’Intransigéant”) y publican, no sólo el nombre del “culpable”, sino que ya ha confesado, y que el Gobierno trata de tapar el escándalo.
5.- Ver, en francés, en: fr.wikisource.org/wiki/Acte_d’accusation_contre_le_capitaine_Dreyfus
En realidad, toda la acusación descansa sobre rumores y cotilleos (salía con mujeres casadas, tenía deudas de juego, ambas cosas falsas) y elucubraciones sobre el carácter de Dreyfus: por ejemplo, su carácter reservado; sus preguntas incisivas durante los cursos; su defensa de su intimidad, son para Ormescheville pruebas de su culpabilidad. A falta de otras mejores, su dominio de dos o tres lenguas, e incluso su inteligencia, cuentan en contra.
Como prueba material -frágil prueba- sólo se dispone del "Bordereau". Ormescheville busca más desacreditar (o, directamente, no citar) a quienes tenían dudas sobre la identidad con la letra de Dreyfus, que a demostrar nada. Incluso la falta de pruebas físicas es indicio, para Ormescheville, de culpabilidad, pues indica que Dreyfus había hecho desaparecer todo…
6.- Aparte de su familia, y personas sin acceso a los medios, como Forzinetti, nadie creía por entonces en la inocencia de Dreyfus, o al menos no se atrevían a decirlo. La prensa se dividía en dos: los que lo condenaban de antemano, y con él al judaísmo, y quienes pedían que, al menos, se le juzgase. Las autoridades militares eran unánimes: Dreyfus era culpable. El Ministro de la Guerra, Mercier, llegó a declarar a un periodista de Le Figaro, Charles Leser, que “la culpabilidad de este oficial es segura, y tiene cómplices civiles” (en la imagen, captura del 28 de Noviembre de 1904).
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