#11 Eso es fácil: no es ideológico, porque la postconvergencia ocupa el espacio conservador (leamos carlista) de la tractoria profunda. El problema del PP es que no supo entender que la oligarquía local, igual de deseosa de volver al antiguo régimen que ellos, tenía el control de la propaganda, y con eso era fácil desacreditarlos hasta barrerlos del mapa, ocupando todos los resortes del poder, y copando la administración pública a base de monserga identitaria. Ya sabes: crea un enemigo, le echas la culpa de todo lo malo, y te arrogas de todo lo bueno, y como la gente es animal de costumbres y está demostrado que las personas se creen lo que están deseando creer, machacando durante 40 años el mensaje desde la escuela se llega a donde hemos llegado.
#13 el desgaste del latrocinio generalizado, del pelotazo descarado, de la poca vergüenza de lideresas y aznares, de la más completa estulticia de tarados como Zoido, de incompetentes supinos como Rajoy (que tuvo como mérito perder las elecciones contra el peor presidente de la historia de la democracia para hacerse él con el título), eso llevó al PP a los 65 escaños. Eso y los salvapatrias de VOX, que junto a los supuestos liberales de la C, fragmentaron su electorado (y la Ley de Hondt no perdona!)
#15 bueno, me comentan que los de la txapela son marginalmente menos tarados que PP y CiU, que el chanchulleo y la red clientelar funciona exactamente igual en todas partes, y que si quieres tener acceso a un curro razonable, hay que pasar por el aro. No estoy seguro que el caciquismo sea lo mejor, en ningún caso, y eso es algo que a los conservadores les encanta.
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Esa es una jugada maestra a 40 años vista.
La jugada maestra fue darles la autonomía, anulando el discurso indepe 40 años antes.
El PP tiene hoy 65 escaños, menos que Podemos cuando saco 72. Un partido que han cometido enormes errores.
Torpeza en Madrid, torpeza en Barcelona y el PSOE surge como el "menos torpe".
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Ya nos gustaría a todos, especialmente a los catalanes, tener al PNV gestionando.
PP + Convergencia = cigarras que llega el invierno y solo tienen el nacionalismo para taparse.
El buen ciudadano es el que confía en sus líderes.
El buen líder es el que merece la confianza al lograr prosperidad.
Ni libertad, ni justicia, ni poyas en vinagre, lo que queremos los seres humanos es prosperidad.
Lo mismo que en el fútbol se prefiere ganar a "jugar bonito".