#1 Los contratistas del DoD y de la NASA (que son los mismos, y en este caso hay que destacar Boeing) nunca tuvieron intención de entregar un buen producto, sino de exprimir al máximo al gobierno gringo (en este caso, al contribuyente, que es el que paga la fiesta con sus impuestos). Por supuesto, las puertas giratorias entre el DoD, la NASA y el CIM (complejo industrial militar) permiten estos tejemanejes sin ningún tipo de control.