#1 Así que partimos de la base de que Hitler era un indolente y un vago, y que al igual que Marx lo que no tenía era ganas de currar.
Por otra parte, sabemos que los judíos, lejos de no implicarse en su comunidad, no destacaban en la media a la hora de escaquearse del frente (cosa que es desde el todo punto de vista, lógico). Es una de esas de "cree el ladrón que todos son de su condición.
Estoy viendo un paralelismo entre el rollo viogen/machete al machote. Falta que alguna gilipollas proponga la solución final al problema de los hombres, exterminándonos. Lo cual biológicamente es fácil para ellas:
1) se establece un cupo de donantes para mantener la diversidad genética
2) se eliminan los cromosomas Y
3) se establece que el nuevo y justo método de reproducción es asistida, donde solo cromosomas X masculinos son transferidos.
3) se prohibe a los hombres reproducirse por métodos tradicionales
4) en una generación, asunto resuelto
Hitler creyó siempre en su Destino (lo que se fue reforzando tras escapar a varios atentados) y su talento (tanto como pintor como, posteriormente, cuando se las dio de estratega aficionado), lo que también se reforzó con los impresionantes éxitos políticos y militares del III Reich.
Pero, efectivamente, era incapaz de seguir un plan de trabajo o de estudios que le exigiera esfuerzos. Kubicek cuenta que, muchas veces, cuando él volvía de sus clases particulares, lo encontraba en la cama, soñando despierto con sus héroes de la mitología griega, o con revolucionar la arquitectura de Alemania.
Los éxitos alemanes hasta 1940 se debieron más a su talento como jugador de fortuna que a su preparación política o militar. Sus mayores éxitos militares, Francia y Polonia, a la superioridad incontestable de militares como Von Manstein (verdadero genio que diseñó la campaña de Francia)
Pero la fortuna del jugador que lo apuesta todo, una y otra vez, contra las probabilidades, termina acabándose.
Incluso en lo económico, su "mago" Schajt ya había dimitido hacia 1936 o así, convencido que Alemania iba a la ruina por su huida hacia adelante; la anexión de Austria y Chequia retrasó un poco el desastre, pero en 1939 el Banco de Alemania informó a Hitler y Goering de que la bancarrota era inminente. Solo le quedaba un camino. La guerra.
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Por otra parte, sabemos que los judíos, lejos de no implicarse en su comunidad, no destacaban en la media a la hora de escaquearse del frente (cosa que es desde el todo punto de vista, lógico). Es una de esas de "cree el ladrón que todos son de su condición.
Estoy viendo un paralelismo entre el rollo viogen/machete al machote. Falta que alguna gilipollas proponga la solución final al problema de los hombres, exterminándonos. Lo cual biológicamente es fácil para ellas:
1) se establece un cupo de donantes para mantener la diversidad genética
2) se eliminan los cromosomas Y
3) se establece que el nuevo y justo método de reproducción es asistida, donde solo cromosomas X masculinos son transferidos.
3) se prohibe a los hombres reproducirse por métodos tradicionales
4) en una generación, asunto resuelto
Intedezante, creo que voy a escribir una tribuna
Hitler creyó siempre en su Destino (lo que se fue reforzando tras escapar a varios atentados) y su talento (tanto como pintor como, posteriormente, cuando se las dio de estratega aficionado), lo que también se reforzó con los impresionantes éxitos políticos y militares del III Reich.
Pero, efectivamente, era incapaz de seguir un plan de trabajo o de estudios que le exigiera esfuerzos. Kubicek cuenta que, muchas veces, cuando él volvía de sus clases particulares, lo encontraba en la cama, soñando despierto con sus héroes de la mitología griega, o con revolucionar la arquitectura de Alemania.
Los éxitos alemanes hasta 1940 se debieron más a su talento como jugador de fortuna que a su preparación política o militar. Sus mayores éxitos militares, Francia y Polonia, a la superioridad incontestable de militares como Von Manstein (verdadero genio que diseñó la campaña de Francia)
Pero la fortuna del jugador que lo apuesta todo, una y otra vez, contra las probabilidades, termina acabándose.
Incluso en lo económico, su "mago" Schajt ya había dimitido hacia 1936 o así, convencido que Alemania iba a la ruina por su huida hacia adelante; la anexión de Austria y Chequia retrasó un poco el desastre, pero en 1939 el Banco de Alemania informó a Hitler y Goering de que la bancarrota era inminente. Solo le quedaba un camino. La guerra.