Fue un golpe de estado perpetrado por el PSOE. Incluso sus principales impulsores acabaron en la cárcel (y luego amnistiados cuando la mugre asesina ganó las elecciones del 36. Indalecio Prieto pidió perdón a España y al PSOE en el exilio años después. Hoy, la izquierda mugrienta se siente orgullosa de este acto vil y golpista. Seguramente porque hubo 1500 muertos y ya sabemos lo que le gusta a esta gentuza la muerte y el asesinato.
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