Una cosa es que una presidenta de una comunidad que representa el 15% de la población española avale las amenazas de un viejo borracho y otra muy distinta es que el presidente del gobierno de la nación afirme que se va a preparar una ley para decir lo que es un bulo y lo que no lo es a partir del criterio del mayor difamador de bulos, que es el propio Sánchez. Son cosas distintas, pero no esperen que un votante de izquierdas lo entienda. Demasiado tienen con no cagarse encima.
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