Me gustaría incidir en una cosa: cuando hablé aquí de mi compi, al que aprecio, creo que no he respetado la caracterización del personaje, y ahí entono el mea culpa. Da igual que se hubiera llamado Quimet, que Joan, que Aleix, que Pepe o Paco. El Pere retratado aquí es un estereotipo de persona, da igual que sea catalán o andaluz de huelva, o leonés. Incluso da lo mismo que fuera indepe o votante del partido popular. Es cierto que para modelarlo he usado a este hombre como punto de partida, pero no expresa ni su persona ni su personalidad. Se puede decir que "está basado en una persona real", pero a partir de ahí es libertad del autor, por lo que rogaría no se confunda a un buen tio con una burda caricatura.
El fondo de la cuestión, a parte de lo estético y lo poco acertado del nombre, es la incapacidad de los humanos para disgregarse del grupo cuando tienen que tomar decisiones personales, el refuerzo grupal para mantener tradiciones y valores. Se ha visto desde la secta Moon a los testigos de Jehova, desde las guerras entre moros y cristianos a los enfrentamientos en el ulster entre católicos y protestantes. Por sí mismas las personas no dejarían morir a un hijo porque una una transfusión de sangre va contra la palabra de "dios" lo mismo que no marcharían sobre un barrio poblado por gente de una religión diferente solo para recordarles que son territorio conquistado en nombre del duque de Orange, pero ¡ah, la tradición! ¡valores! ¡Ideales! ¿Qué dirán? Una cosa es la persona, otras los valores del grupo y sus mecanismos de refuerzo y presión para que no te salgas de la fila mientras la orden marcha sobre Derry mientras suenan los tambores y las flautas bajo una lluvia de botellas y piedras. Las escenificaciones (performances) han sido además usadas como mecanismo de refuerzo para que el individuo se disuelva en el grupo y así acepte sin discutir seguir a la manada.
Quiero romper una lanza por esta pequeña comunidad, en la que aún nos podemos expresar con libertad y (ab)usando del sarcasmo sin tener que vigilar acerca de la consistencia de la piel del lector. Soy responsable de lo que digo, y no de lo que se entienda.
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El fondo de la cuestión, a parte de lo estético y lo poco acertado del nombre, es la incapacidad de los humanos para disgregarse del grupo cuando tienen que tomar decisiones personales, el refuerzo grupal para mantener tradiciones y valores. Se ha visto desde la secta Moon a los testigos de Jehova, desde las guerras entre moros y cristianos a los enfrentamientos en el ulster entre católicos y protestantes. Por sí mismas las personas no dejarían morir a un hijo porque una una transfusión de sangre va contra la palabra de "dios" lo mismo que no marcharían sobre un barrio poblado por gente de una religión diferente solo para recordarles que son territorio conquistado en nombre del duque de Orange, pero ¡ah, la tradición! ¡valores! ¡Ideales! ¿Qué dirán? Una cosa es la persona, otras los valores del grupo y sus mecanismos de refuerzo y presión para que no te salgas de la fila mientras la orden marcha sobre Derry mientras suenan los tambores y las flautas bajo una lluvia de botellas y piedras. Las escenificaciones (performances) han sido además usadas como mecanismo de refuerzo para que el individuo se disuelva en el grupo y así acepte sin discutir seguir a la manada.
Quiero romper una lanza por esta pequeña comunidad, en la que aún nos podemos expresar con libertad y (ab)usando del sarcasmo sin tener que vigilar acerca de la consistencia de la piel del lector. Soy responsable de lo que digo, y no de lo que se entienda.