En asuntos como este, cuesta determinar quién es el cabecilla. Seguramente, siempre un empresario es el cerebro porque el político no suele dar para tanto. Pero siempre hay un entramado con un político que dirige las operaciones. Ábalos me pareció siempre un pillo, como antes Pepiño, que salió indemne de la política activa y sigue con sus "negocios". Pero esto es sólo opinión.