Un ladrillo con alas, que no sirve para nada de lo que promete Lockheed-Martin, y que en el mejor de los casos tiene un 56% de disponibilidad por los carísismos procesos de mantenimiento y la dificultad de acceder a la cadena de suministros (que produce pocos repuestos, a precio de cojón de mico). Una Wunderwaffen que en realidad es negocio redondo para el complejo industrial-militar gringo, y desastre económico para Rumanía, menudo truño: caro de mantener e inútil en caso de guerra.