Se añora el pasado reciente, cuando nada era demasiado: los GAL no eran demasiado terrorismo de estado, Filesa, los ERE u Orange Market no eran demasiada corrupción, las tarjetas black no eran demasiado black, los >60.000 millones de euros regalados a la banca del dinero público que jamás se recuperarán no eran demasiados, 7.200 ancianos muertos de asfixia en residencias no eran demasiados, 3 semanas para tener cita con tu médico en el centro de salud no son demasiadas. El problema es que esa gente demasiado podemita quiere que digamos todes para referirnos a todos. Hasta ahí podíamos llegar.