En mi pueblo había un cura que se apellidaba Cengotita, entonces los curas mandaban tanto como los militares, una Semana Santa iba un grupo de amiguitos por la calle, uno de ellos comiendose un helado y se cruzaron de frente con el cura subsodicho que ni corto ni perezoso pegó un manotazo al helado arrojandolo al suelo, ante la mirada de asombro del niño, ""Jesucristo colgado en la cruz y tú comiendo un mantecado..."", es una frase que la tengo grabada como monumento a la hipocresía, aplicable a muchas situaciones.
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