Lo que sigue es un examen del término "libertad religiosa", y cómo se aplica en la práctica de la circuncisión y otras cuestiones. Mi posición es que la libertad termina cuando su expresión infringe la de los demás; mi derecho a balancear mi brazo termina en su nariz. Espero ofrecer un argumento coherente contra la circuncisión cultural o religiosa (donde el objetivo primario no es médico), y que cualquier distinción entre mutilación genital masculina y femenina no es binaria: es decir, cada una cae en algún lugar de un espectro.
Como muchos de nuestros lectores asiduos sabrán, la que escribe esto es una feminista convencida, pero tengo que reconocer que ver este documental, satanizado desde fuera, ha sido mucho menos encolerizante de lo que mis prejuicios podían anticipar. Cassie Jaye, la directora e ideóloga del documental, es una mujer anteriormente identificada con el feminismo que nos introduce en un relato de iluminación.
Lo que sigue es la traducción de Against Murderism, un artículo de Scott Alexander en el blog Slate Star Codex sobre la polarización política: Yo no quiero una guerra civil... Ahora mismo solo aspiro a que desaparezcamos de forma chula, víctimas de nuestro propio genio y de nuestro progreso intelectual, no de nuestras miserias y odios mutuos. Creo que es lo mejor a lo que podemos aspirar. Y creo que, como nación y como especie, lo podemos conseguir.
Este mes ha demostrado que Hawai puede ser el estado más avanzado de Estados Unidos. A principios de junio, se convirtió en el primer estado en aceptar formalmente las disposiciones del Acuerdo Climático de París, y ahora, el congreso estatal ha aprobado un proyecto de ley que coloca a Hawai en el camino hacia la renta básica universal.