En mi puta vida he visto que el maltrato ya fuera físico o psicológico fuera bien visto, ni en el 92, ni antes en mi corta pero intensa existencia. Una cosa es hacer humor con la banalización de la tragedia que ciertamente es un recurso muy cómico y otra cosa es hacernos creer que es parte de una normalización general del maltrato. Nos están volviendo gilipollas.