Os voy a contar la muerte que más he admirado de todas las que conozco. Sucedió (o quizá la soñé, que nunca se sabe) hace años en el Pacífico: algo falló cuando un caza F16 intentó aterrizar en un portaaviones norteamericano, de modo que se fue deslizando hasta el final de la pista y quedó unos segundos colgando para caer finalmente al mar por la proa del buque. Ante ello, el piloto tiró de la anilla de eyección y salió hacia arriba mientras su avión desaparecía en el mar. Se abrió el paracaidas y el piloto fue bajando plácidamente... hasta que cayó justo delante del portaaviones y fue "atropellado" por el mismo.
Morir hay que morir, o eso parece. Morir de portaavionazo en el Pacífico es todo un lujo.
Morir hay que morir, o eso parece. Morir de portaavionazo en el Pacífico es todo un lujo.